¿Deseamos porque nos excitamos o nos excitamos porque deseamos? Es una pregunta frecuente a cualquier edad, aunque a partir de los 50 años, las mujeres también se preguntan ¿el placer cambia con la edad? ¿La menopausia influye negativamente en la percepción del placer?.

En la vivencia de la sexualidad y de la vida sexual entra en juego el cuerpo que, es el órgano del placer y del deseo erótico. A lo largo de la vida el erotismo se va configurando a través de sensaciones que se viven en el cuerpo, como son: el goce sensual, que está relacionado con la ternura, el cariño, la empatía, el apego y la resiliencia, y el goce sexual, relacionado con las hormonas y los neurotransmisores. No hay una relación lineal entre excitación y deseo, hay personas que refieren que primero se excitan y luego desean tener sexo y otras desean y luego se excitan. Lo que sí se ha demostrado es que los neurotransmisores determinan en gran medida el deseo sexual, y que las hormonas influyen en la excitación, aunque no son las responsables únicas del deseo erótico pero sí contribuyen a la excitabilidad.

También son responsables del placer otros factores como las fantasías, la satisfacción moral, la curiosidad, la necesidad de sentirse deseada, la capacidad de desear, necesitamos dar sentido a ese placer, y gozamos con el sentimiento de ser capaces, de sentirnos vitales, nadie escapa al placer porque hasta la persona que dice no sentir nada lo que hace es borrar un placer y sustituirlo por otro que lo representa.

La excitación y el orgasmo es algo más que una simple respuesta fisiológica inmediata frente a determinados estímulos, como la estimulación del clítoris, el acto sexual es una decisión que se toma y en la que tiene una influencia destacada los significados culturales y de género que se le dan a este tipo de experiencias, y en la que cuentan tanto la vergüenza, como la autoestima y la confianza en una misma.

Con la edad y la menopausia se pierde la capacidad para obtener el orgasmo, a nivel fisiológico hay más dificultades, hay mayor sequedad vaginal y puede haber dolor en las relaciones, así como una mayor incidencia de infecciones vaginales. En algunos casos se produce una disminución del deseo sexual o ausencia del mismo. Pero el placer no se pierde, cambia con la edad. La sexualidad de la mujer dependerá en gran medida de la sexualidad que ha tenido anteriormente y de la seguridad y confianza que haya ido adquiriendo en ella misma, así como de la salud sexual de su pareja.

Además, cuando hay síntomas a nivel fisiológico, y si está indicado, previa visita ginecológica, hoy contamos con tratamientos farmacológicos hormonales, no hormonales, y naturales, que suelen ser bastante seguros y eficaces.  

La doctora Rosario Castaño nos ampliará está información en el próximo  XII FÓRUM MUJER Y MENOPAUSIASevilla 9 y 10 de Noviembre,con su conferencia  «La importancia del deseo en las relaciones sexuales»

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Rosario Castaño

Psicóloga clínica y sexóloga del Centro Médico Instituto Palacios