Vivimos inmersos en anclajes, a menudo negativos, como por ejemplo cuando vemos algo o escuchamos una canción que nos recuerda una situación negativa del pasado y esto nos sitúa de inmediato en un mal estado. Los anclajes, como técnica de PNL (Programación neurolingüística) nos van a permitir utilizar los recuerdos de forma positiva, utilizándolos a nuestro favor, por ejemplo para recordar algún acto o pensamiento al que queramos acceder. Puede ser algo práctico como desear no dejarnos las llaves puestas en la moto de nuevo, realizar ejercicios físicos que nos convienen o apartar pensamientos tristes. De la misma manera que utilizamos alarmas en el móvil para cualquier evento, podemos programar nuestra mente para “que nos avise” ante algo requerido. Vamos a necesitar un pequeño entrenamiento, pero que nunca va a ser algo duro ni pesado, al contrario, de una manera sencilla nos va a permitir conseguir nuestro objetivo. A modo de ejemplo, podemos practicar con los expuestos anteriormente. .- Quiero recordar coger las llaves cuando bajo de la moto. Pues bien, vas a centrarte en lo que haces previamente al separarte del vehículo. Puede ser el ruido al cerrar y cuando oigas “eso”, te repites tres veces “ahora es cuando cojo las llaves y las guardo en mi bolsillo”. Si estás atenta al ejercicio unos días, comprobarás que funciona. .- Deseo hacer ejercicios del suelo pélvico al llegar a casa. De nuevo piensas en lo que haces al entrar en casa y tomas una acción concreta para anclar tu deseo, como puede ser el sonido de la puerta al cerrarse o el acto de dejar las llaves en el mueble de la entrada. El primer día que lo hagas, te repites tres veces “ Y ahora, sin entretenerme, primero voy a hacer los ejercicios”. .- Quiero que cuando me venga ese pensamiento que últimamente me entristece, pueda acceder a otro alegre y optimista.  En este caso puedes emplear otro tipo de anclaje. Busca un recuerdo agradable de una situación vivida. Piensa en ello, reviviendo el lugar, las voces si las hubiera, los colores que vistes y las sensaciones físicas que te produjo. Dedica el tiempo necesario para revivir esa situación con todo detalle y la anclas a tu cuerpo por ejemplo, apretando un puño. Realiza varias veces el mismo entrenamiento hasta estar segura de haberlo anclado en tu cuerpo y en tu mente. Entonces cuando vuelva ese pensamiento que te entristece, cierra el puño y accede a tu estado de bienestar y alegría. Y tener “a mano” un momento feliz de tu vida, es un buen recurso para recordarlo y anclarlo tantas veces como lo necesites. Recuerda que has venido a este mundo para ser feliz! Ese es mi secreto, anclado en el momento de la ducha. ¿Te sirve? PilarPonsPilar Pons. http://pelvicgarden.com/ Enfermera,Fisioterapeuta y Coach Acompaña a la mujer en todas las etapas.