Dentro del hinduismo, la sexualidad es vista desde diferentes aspectos y eso la convierte en un tema amplio y rico de tratar. En esta edición lo abordaremos desde el tantra – quizás su manifestación más conocida – y desde el sikh dharma, religión practicada al sur de la India.

Pensar en el sexo como un tema separado de la vida cotidiana de las personas, en donde existe muy poco tiempo, espacio y a veces ganas de compartirlo o también como un concepto que a estas alturas está un poco distorsionado por la poca responsabilidad y compromiso que hay en hombres y mujeres es algo comprensible.

Sin embargo, concebir un encuentro íntimo como una herramienta que permite el desarrollo personal y por ende también social del individuo y como un “algo” que contribuye en el ser humano de tal forma que podría incidir en su trascendencia, cambia sin duda la perspectiva del tema. Así al menos lo ven muchas de las manifestaciones religiosas de la India.

Al respecto, el psicoterapeuta e instructor de tantra del colectivo Red Vilu, Cristian Gutiérrez, comenta que la sexualidad vista desde el hinduismo es un tema muy amplio e incluso complejo que puede ser abordado desde muchísimas aristas.

En ese sentido dice que “en el hinduismo tradicional tienden a segregar el tema porque consideran toda unión sexual como un acto sagrado desvinculado de la procreación en sí misma y como una forma de ascensión de la energía”.  Por otro lado, el psicoterapeuta afirma que otro ejemplo de cómo se percibe la sexualidad en la India es la que ejercen los Hare Krishna – rama moderna del hinduismo – de quienes dice que “son muy ascetas en su postura y se juntan sólo para procrear”. Por eso recalca que todo dependerá de la línea de trabajo y la perspectiva, personas y grupos a los cuales se investigue.

Es por esta razón que asevera que es mucho más cercano a nosotros los occidentales el tantra y al respecto menciona que una de sus bases es concebir a la sexualidad “como una unión de polaridades” y es por eso que cuenta que se pueden encontrar ramificaciones de esta manifestación, tales como el white tantra en el cual la práctica sólo consistirá en el contacto de las palmas de las manos, técnicas de respiración y contacto visual, todo sin la necesidad de ser parejas. Con esta práctica tántrica, asevera, “la pareja se estará retroalimentando magnéticamente sin la necesidad de que haya un coito o una unión sexual”. Aquí no se daría cabida a las uniones homosexuales, pues como explica Gutiérrez, “parten de la base de que hay una polaridad ying y otra yang”.

Otro es el red tantra, el que tiene una clara diferencia con el anterior: es explícitamente sexual. En relación a esta práctica, el terapeuta dice que están incorporadas “técnicas de meditación y la práctica de mantras en parejas, lo que implica una retroalimentación por medio del contacto, los fluidos, los olores, la piel e inclusive el acto sexual”.

Con lo anterior, el terapeuta de Red Vilu es enfático al señalar que definitivamente en aquel lado del mundo la sexualidad es mucho más importante y especial que en occidente. Para explicarlo cita a Osho quien dice que “el origen de los iluminados con un estado de conciencia superior se le dio a gente que por medio de la unión sexual llegaba a puntos de reminiscencia en la cual su mente quedaba en blanco”, siendo este estado el comienzo de la búsqueda de la iluminación en donde la mente no existe.

En occidente el problema es la falta de espacios

Cristian Gutiérrez sostiene que el gran problema en las parejas de este lado del globo es la falta de espacios para relacionarse “y la transformación del vínculo sexual como algo especial al cual puedan dedicarle tiempo, atención y verlo como un arte factible de ser perfeccionado”. En esta misma línea dice que no es necesario que una pareja practique el tantra todos los días, sino que puede tomarlo como un encuentro que pueda ser llevado a cabo en ciertas ocasiones. La idea es “ser capaz de vivir la experiencia”, dice.

De esta forma dice que existen ejercicios que permiten entrenar el autocontrol, en donde se observa la respiración y los ritmos de penetración. También hay maneras de ejercitar la conciencia y hacer de la relación sexual un espacio para unirse a la pareja y generar vínculos que establezcan también un equilibrio en el interior de cada uno.

Siguiendo con los ejemplos, Gutiérrez dice que a los antes mencionados, hay además técnicas de respiración, prácticas de sonidos en base a zumbidos y maneras para estimular los músculos del suelo pélvico, los que permiten vivir otros tipos de orgasmo.

Hombres y mujeres son un complemento

Otra visión de la sexualidad puede conocerse a través de las enseñanzas de Yogui Bhajan, maestro de Kundalini Yoga. Una de sus ideas bases es concebir tanto a hombres como a mujeres como un complemento, o sea, “como opuestos que se atraen y donde no hay dominancia, aunque sí permanecen ideas como las de considerar al hombre como protector y a la mujer como base de la conducción de la relación”.

En este mismo contexto, la Sikh Dharma también concibe el tema de la energía como algo muy importante en la sexualidad de las personas y en relación a aquello, Sat Jiwan Singh expresa que al momento de un encuentro íntimo, hay un intercambio de ella entre ambos compañeros. Con respecto a la preparación del acto, las enseñanzas de Yogui Bhajan dicen que practicar ejercicios, meditar y alimentarse en forma sana son una buena vía para conseguir una relación sexual “limpia y elevada”. La idea, dice el maestro, es “buscar a dios en el otro”.

Fuente: Punto vital