Si, los kegels pueden dar  problemas viscerales, desarmonías en la pelvis, mal posicionamiento del cuerpo, caídas de culo, antiguas cicatrices etc, pueden generar tensiones en los tejidos del suelo pélvico.

A veces estas tensiones son tan grandes o tan antiguas que evolucionan en contracturas. Estas contracturas internas pueden generar muchos problemas, desde dolor en las relaciones sexuales hasta un funcionamiento muscular deficiente. En estos casos, al hacer contracciones intensas repetidas, sería posible aumentar las tensiones, y por lo tanto, el dolor y/o la ineficacia. Por otro lado, aunque tengamos la sensación que contraer el periné es fácil, la realidad clínica nos dice que no lo es. Lo más frecuente es que una contracción del suelo pélvico acostumbre a venir acompañada de un amplio repertorio de contracciones “parásitas”, es decir, contracciones de zonas vecinas: glúteos, abdómen, piernas.. y no tan vecinas: subir hombros, apretar la mandíbula…

Igual de frecuente es aguantar la respiración durante la contracción. Gran parte del trabajo de los profesionales consiste en reeducar el sistema y enseñar a hacer contracciones “limpias”, selectivas, justo allá donde convienen. Finalmente, aunque pueda parecer sorprendente, hay algunas mujeres (no pocas) que cuando dan la orden de contraer el suelo pélvico, empujan. Dan la orden al revés, o, el cuerpo cumple la orden al revés. La cuestión es que empujan en lugar de cerrar. Es una alteración propioceptiva, es decir, de la comunicación entre el cerebro y el suelo pélvico. En esos casos es de vital importancia no trabajar con Kegels. Cada contracción hecha al revés es una agresión al suelo pélvico.

Si mis Kegels son correctos, ¿son suficientes para tener mi suelo pélvico al día? No. Hacer series de Kegels es un buen trabajo, pero es del todo insuficiente. Hay que recordar que el suelo pélvico no es algo que está entre las piernas. El suelo pélvico es la parte de abajo de la esfera abdómino-pelviana(*). Por lo tanto el suelo pélvico está sometido a las tensiones de toda la esfera. Hacer Kegels sin trabajar el diafragma, sin trabajar el tono abdominal o en una mala postura tiene poco sentido. Es ocuparse de las consecuencias, no de la raíz del problema. Literalmente es poner un parche

¿Cómo puedo saber que mis ejercicios de contracción son correctos?  Lo ideal es empezar a trabajar estirada, boca arriba, con las piernas flexionadas, reposando sobre un cojín grueso. Podemos: – Ubicarnos en el centro fibroso del periné (punto muscular entre la entrada de la vagina y el ano). Dar la orden de meter el centro fibroso hacia el interior, llevarlo hacia el interior del cuerpo, llevarlo hacia el ombligo, como si quisiésemos absorverlo hacia dentro… Notaremos que detrás de la “absorción” del centro fibroso se empiezan a cerrar automáticamente vagina y ano.  NUNCA empujar. – Dar la orden de cerrar, como si aguantásemos el pipi, meter un tampón hacia dentro y aguantar un gas. Nos puede ayudar mirarnos con un espejo. Si la contracción está bien hecha podremos ver como la entrada de la vagina se cierra o se contrae. También podremos ver la contracción del ano. No veremos grandes movimientos. Veremos un movimiento general hacia adentro, nunca hacia afuera. También podemos poner un dedo en el centro fibroso del periné. Al hacer la contracción ese punto se pondrá duro y/o se moverá hacia adentro. Nunca hacia afuera.

Atención a las contracciones parásitas: . Abdomen: Podemos poner una mano en el abdomen, a nivel del ombligo y vigilar que durante la contracción la barriga no se ponga dura, y mucho menos que empuje hacia afuera. . Gúteos y piernas: deben mantenerse relajadas . Respiración: Es un punto importante y  bastante dificultoso. Requiere especial atención. Hay que respirar fluidamente durante la contracción. No hay que aguantar la respiración durante el Kegel. La mejor forma de aprender a no bloquear la respiración es comenzar con contracciones poco potentes, que no supongan grandes esfuerzos al cuerpo.

Los Kegels son una muy buena herramienta para el suelo pélvico. Se pueden practicar en cualquier lugar, son entretenidos, no cuestan dinero y hasta pueden ser divertidos. Usar los Kegels es una buena idea, pero  ya hemos visto que hay que hacerlos bien. Es más que recomendable visitar a un fisioterapeuta del suelo pélvico antes de lanzarse al mundo de los Kegels.

Una valoración del suelo pélvico será suficiente para saber que estamos haciendo un trabajo efectivo y cuáles son los más indicados para nosotras.

Y recuerda: ante la duda, consulta. Vale la pena.

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Mireia Grossmann i Camps
Osteópata y 
Fisioterapeuta especializada en reeducación
abdómino-pelviana
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