Me llamo Marta, soy psicóloga y psicoterapeuta, apasionada de lo femenino y del cuerpo y su movimiento.

El movimiento es mi naturaleza, la raíz de mi trabajo y lo que me ha traído hasta aquí. La motivación, como para muchas de nosotras, ha sido y es, ser yo misma, descubrirme a cada paso, habitarme. Baso mi trabajo en la integración del cuerpo, mente, emociones y espíritu, en el proceso de individuación del que hablaba Jung y en el trabajo con la sombra. Creo que integrarla es un acto de valentía, no rechazar una parte de una misma supone amarse con mayúsculas.

Al terminar mis estudios en Danza Movimiento Terapia en Barcelona, me fui a Argentina a un seminario de Movimiento Auténtico (Imaginación activa en movimiento). Cuando llegué a ese hermoso pueblo de la sierra de Córdoba, no sabía cómo mi forma de ver la vida iba a cambiar. En medio de la naturaleza y contenida por una matriz de mujeres, se abrió un nuevo espacio en mi interior, pude comenzar a ver mis luces y mis sombras a través del cuerpo, a relacionarme con la intuición que brotaba de mi interior y empecé a vivir desde un nuevo lugar, donde lo importante era estar conectada, escucharme, sentir el impulso y fluir con la vida, sin importar tanto la lógica, la razón o el orden aparente. Había encontrado mi disciplina, la forma de trabajo donde ser yo misma. Regresé varios años a Argentina, a seguir profundizando en la práctica y se fue haciendo clara mi necesidad de adentrarme en los misterios de lo femenino, descubrir qué es ser mujer, saber más sobre otras mujeres, sobre lo colectivo arquetípico. Me zambullí en la psicología femenina profunda, los nuevos arquetipos de feminidad, la antropología de género, la salud femenina, el taoísmo. Mi trabajo profesional se fue enfocando hacia la salud, el empoderamiento y la conciencia femenina.

La última vez que regresé de Argentina, la vida me tenía una sorpresa: el Amor, y con él, el huevo de obsidiana de México. Empecé a hacer la terapia del huevo, recogiendo todo lo que me sucedía en un diario, dándome el espacio y el tiempo de sentir lo que llegaba.

A grandes rasgos, mi experiencia fue muy completa: mi ciclo menstrual se reguló y mi sangrado disminuyó, el Ph de mi vagina se equilibró, subieron mis defensas y ya no padezco de infecciones recurrentes. La forma de vivir la sexualidad cambió, de ser muy masculina a ser más receptiva, más femenina. Tomé conciencia de cómo estaba enganchada a la vorágine emocional, a las emociones fuertes y pude encontrar un lugar más sano emocionalmente, me di cuenta de cuánto le exigía a mi cuerpo, cómo derrochaba energía y bajé revoluciones, canalizando mejor mi energía en mis actividades y en relación a los demás. En mis sueños se manifestaba lo arquetípico masculino, esto me ha llevado años entenderlo, aún estoy en proceso. Algo muy importante es que vi lo pesado que era seguir actuando una imagen de mujer fuerte, guerrera, valiente, independiente…en un acto simbólico, muy impulsivo y natural, me rapé el cabello, quedando visible Yo, con todo, lo bello y lo otro también. Me conecté con mi vulnerabilidad, con mi fragilidad y de ahí, con mi fortaleza sin tener que demostrar nada. Esto fue muy liberador.

En ocasiones puedo ver con claridad mis creencias aprendidas sobre lo que es ser mujer, que cada día sigo revisando y reconstruyendo. Al relajarme y entregarme brotó lo creativo en forma de “Mariposa de Obsidiana” un proyecto para transitar las sendas de lo femenino, donde cada día descubro que no hay rutas, no hay caminos establecidos. A veces está todo oscuro y no se para donde ir, navego en aguas desconocidas y busco algo de luz, de guía. Y aunque soportar el vacío de la incertidumbre sea tan confuso y desesperante, se que solo tengo que estar receptiva, respirar, escuchar y fluir.

Llevo 6 años trabajando con el huevo de obsidiana y acompañando a mujeres de diferentes países en su viaje interior. Hay muchos caminos para conectar con el sagrado femenino, creo que cuando una puede, es una responsabilidad y un acto de gratitud con la vida transitar este hermoso y desconocido camino, para que juntas podamos dejar una huella amorosa en la tierra. He encontrado en la terapia con el huevo de obsidiana y el Movimiento Auténtico una forma de trabajo real y profunda, donde desde el corazón, acompañar y ser testigo de cada una y de todas. Es una posibilidad de soltar, sanar, liberarse de lo que no nos pertenece y reconquistar nuestra identidad con nuestros propios criterios. Gracias.

 

img_0117

Marta Gónzalez

marta@mariposadeobsidiana.com

mariposadeobsidiana.com