En este artículo de Cien por Cien Natural descubrirás los beneficios del Omego 3 y aceite de Krill.

Fuente: Cien por Cien Natural

Actualmente es reconocido y aceptado que la suplementación con ácidos grasos omega-3, especialmente EPA (ácido eicosapentaenoico) y DHA (ácido docosahexaenoico), puede ser muy beneficiosa para el mantenimiento de la salud cardiovascular y en la prevención de hiperlipidemias (niveles altos de colesterol y/o triglicéridos) y que pueden favorecer otras funciones metabólicas del organismo humano. Existen al respecto muchos estudios que lo corroboran, por lo que la EFSA (Agencia Europea de Seguridad Alimentaria) ha evaluado con resultado favorable el papel de EPA y DHA en el mantenimiento de la función cardíaca normal y el del  DHA (ácido docosahexaenoico) en particular, en el mantenimiento de la función normal del cerebro y de la visión.

Las principales fuentes alimentarias de ácidos grasos omega-3 son los pescados grasos (llamados azules), algunos crustáceos y mariscos, ciertas algas y determinados frutos secos (nueces, avellanas) y semillas (lino, calabaza, cáñamo…)

Aunque, hasta hace relativamente poco tiempo, el aceite de pescado se consideraba como la fuente principal de omega-3, cabe destacar la importancia del krill, un pequeño crustáceo que se cría en las frías aguas del Océano Antártico, y que tiene un aporte de nutrientes muy beneficioso para el cuerpo humano. Del krill se extrae el aceite de krill, importante fuente de ácidos grasos omega 3, fosfolípidos, vitaminas (A, D y E), colina y una importante sustancia antioxidante llamada astaxantina, además de pequeñas cantidades de ácidos grasos omega-6 y omega-9. La proporción omega 3-omega 6 es 15:1.

Aceite de krill vs aceite de pescado

El aceite de krill, se caracteriza por presentar los ácidos grasos en una forma distinta a como se presentan en el aceite de pescado. Los ácidos grasos en la naturaleza no se presentan en forma libre, sino formando parte de estructuras más complejas. En los pescados los omega- 3 se presentan en forma de triglicéridos y como estos son insolubles en el estómago y en el medio intestinal acuoso,  los productos de su digestión (ácidos grasos libres y monoglicéridos), dependen de las sales biliares para su absorción a través del sistema linfático, lo que hace que solo se absorba aproximadamente un 65% de los ácidos grasos. Por el contrario los ácidos grasos del aceite de krill se presentan en forma de fosfolípidos, que son un tipo de lípidos de carácter anfipático (es decir que poseen un extremo hidrofílico o sea es soluble en agua y otro hidrófobo o sea que rechaza el agua), por eso los ácidos grasos en forma fosfolipídica del aceite de krill forman en el intestino, de forma espontánea, pequeñas micelas (conjunto de moléculas de forma esférica) que son dispersables y transportables en medio acuoso, por lo que no dependen de las sales biliares para su absorción intestinal, lo que mejora su biodisponibilidad hasta el 95 a 98%. Además, los fosfolípidos pueden ser absorbidos directamente del epitelio intestinal, intactos o, tras su digestión parcial, como liso-fosfolípidos y ácidos grasos libres, fácilmente disponibles por las membranas celulares de  los glóbulos rojos, las células del cerebro y el tejido  de las articulaciones. De esta manera los fosfolípidos ejercen una acción sinérgica con los ácidos grasos omega-3, apoyando en muchos casos su acción.

Este hecho se ve corroborado por distintos estudios en los que se ha comprobado que el aceite de Krill tiene mejor absorción que diferentes formas de presentación de aceite de pescado y aporta al organismo mayor contenido de EPA y DHA libres, por lo que con menor cantidad se obtiene mayor eficacia.

Así pues el aceite de Krill NKO, gracias a sus contenidos en DHA y EPA , y a su propia naturaleza bioquímica, se ha mostrado, junto con una dieta saludable, un nutriente útil para contribuir a mejorar el perfil de lípidos en la sangre y para contribuir al mantenimiento de una buena salud cardiovascular, al tiempo que, por su contenido en DHA, puede ayudar al mantenimiento de la función normal del cerebro y de la visión.

No todos los aceites de krill son iguales

Para obtener un aceite de krill de calidad que conserve todas sus propiedades nutritivas, es muy importante la técnica de pesca y la técnica de extracción utilizada. Se debe recolectar en los dos últimos meses del verano porque es cuando el krill tiene un mayor contenido de  nutrientes pues es cuando ha consumido más fitoplancton. Una vez pescado, se debe congelar inmediatamente, ya que estos crustáceos contienen en su intestino unas enzimas que pueden degradarlo muy rápidamente. Debe mantenerse por tanto congelado hasta su procesado y extraerse en frío, porque una extracción en caliente provocaría cierta degradación de los ácidos grasos y la pérdida de otros nutrientes especialmente astaxantina. La astaxantina, no es importante solo por su acción antioxidante en el organismo humano, sino porque constituye un conservante natural del aceite de krill, que le guarda de la oxidación y por tanto del enranciamiento y hace innecesaria la adición de antioxidantes (vitamina E de síntesis u otros), como los que deben añadirse al aceite de pescado para su buena conservación. El aceite de krill NKO[1] es recolectado y extraído bajo estrictas condiciones, mediante un método patentado que asegura su calidad. La pérdida de nutrientes por extracción distinta a la extracción en frío se ve incluso reflejada en la información nutricional que consta en el etiquetado de otros aceites de krill del mercado donde se puede ver como los contenidos en ácidos grasos omega-3, fosfolípidos y astaxantina, entre otros nutrientes son mayores en el Aceite de krill NKO.