Según la Organización Mundial de la Salud, las mujeres son más propensas que los hombres a la depresión y a la ansiedad, con casi el doble de posibilidades de sufrir un episodio a lo largo de su vida. Unos 73 millones de mujeres son diagnosticadas al año en todo el mundo, siendo el suicidio la séptima causa de muerte entre las mujeres de 20 a 59 años. Esta descomunal diferencia en la incidencia del trastorno entre ambos sexos responde, en parte, al efecto antidepresivo de la testosterona en el hombre, pero también a una combinación de factores biológicos, hormonales, genéticos, psicológicos y sociales en la mujer, que se explican a continuación.

Genética
La predisposición genética, es decir, la existencia de antecedentes de depresión en el entorno familiar, afecta a hombres y mujeres por igual, pero los estudios parecen sugerir que ellas son más proclives a desarrollarla ante el padecimiento de experiencias traumáticas en la infancia.

Químicos y hormonas
La química del cerebro parece ser un factor muy importante en los trastornos depresivos, siendo las diferencias en su morfología, la base de una mayor o menor vulnerabilidad en el individuo. Por otro lado, las mujeres son más propensas a padecer estos desórdenes en los momentos de su vida en que sufren fluctuaciones hormonales (periodos menstruales, embarazo, menopausia…), ya que estas interfieren en la química cerebral encargada de regular el estado de ánimo y las emociones.

Adolescencia
Antes de la pubertad, no hay apenas diferencias en las tasas de depresión entre ambos sexos. A la edad de 16, sin embargo, estas se hacen más notables, ya que muchas mujeres empiezan a padecer un síndrome premenstrual grave llamado “trastorno disfórico premenstrual”, cuyos síntomas son depresión, ansiedad, irritabilidad y cambios anímicos.

Embarazo
El embarazo puede actuar como catalizador de uno de estos trastornos, ya que los cambios hormonales y físicos y la nueva responsabilidad de cuidar al recién nacido pueden tornarse muy pesados. También puede darse ante la dificultad de concebir, o tras un embarazo involuntario o un aborto, pero lo cierto es que la depresión posparto es uno de los más prolongados e incapacitantes trastornos.

Menopausia
La etapa que precede al cese permanente de la menstruación, llamada perimenopausia, trae consigo cambios físicos y psicológicos que influyen en el estado de ánimo de las mujeres. La depresión, sin embargo, es menos frecuente durante el período posterior a la menopausia.

Factores ambientales
Un episodio depresivo suele presentarse tras un evento estresante, siendo las mujeres más propensas a experimentar tensión en una de estas situaciones. El rol de la mujer en la sociedad también puede influir en su susceptibilidad a la depresión; su función de madre, esposa y cuidadora, junto con las presiones de su hogar y la vida laboral, pueden incrementar el estrés, y el estrés prolongado conduce a la depresión. Otro factor de riesgo es que ellas son más sensibles a sus propias emociones y a las del resto, pudiendo interiorizarlas y agravar su decaimiento.

 

Fuente: El Sol