Las alarmas comienzan a surgir cuando se pierde la memoria reciente. No es lo mismo no saber dónde se han puesto las llaves que tener las llaves en la mano y no saber qué hacer con ellas.

El cerebro, como el resto de nuestro cuerpo, envejece con el paso del tiempo aunque algunas personas mantengan una gran actividad mental hasta el final de sus días. La mente pierde capacidad para fijarse en las cosas, retener información y recuperarla cuando ya la tiene almacenada. Una visión borrosa, una sordera o un cuadro depresivo pueden debilitar aún más este sentido de la percepción.

María del Carmen Pérez Veítez, neuróloga y responsable del departamento de demencias en el Hospital doctor Negrín de Las Palmas de Gran Canaria (España), explica que los “lapsus” pueden estar generados por una falta de concentración y fijación en lo que vemos, oímos o hacemos, debido la cantidad de información que almacenamos en nuestro cerebro al mismo tiempo o por la cantidad de cosas que pensamos. “Es como cuando llevamos una cosa a un sitio y al mismo tiempo estamos pensando en que tenemos que ir a comprar y qué es lo que vamos a ir a comprar. Cuando no recordamos dónde la dejamos no es una falta de memoria sino simplemente una falta de concentración”, explica. La pérdida de memoria puede estar producida también por un problema cardiovascular, un tumor o por estrés

Las demencias, de varios tipos, entre las que se encuentra el Alzheimer, se producen cuando nuestro cuerpo no elimina de forma natural una proteína –diversa según el tipo de demencia de que se trate– y la va depositando en nuestro cerebro. “Las alarmas comienzan a surgir cuando se pierde la memoria reciente. No es lo mismo no saber dónde se han puesto las llaves que tener las llaves en la mano y no saber qué hacer con ellas”, explica, aclara que las pérdidas de memoria que tienen que ver con las demencias van acompañadas con otro tipo de trastornos cognitivos como dificultades para expresarse, hacerlo incorrectamente o de forma más infantil, o cambios del carácter y de conducta que se prolonguen más allá de seis meses.

Ejemplos:

  1. Un ama de casa que hasta ahora hacía un potaje y ahora no sabe hacerlo.
  2. El clásico ‘dame eso’ para nombrar un objeto y que cuando se les pregunta qué es no saben explicarlo.
  3. Una persona letrada que ahora comience a expresarse gramaticalmente mal.
  4. Los cambios de carácter con conatos de agresividad, pasar de la actividad.

Inactividad

Dejar de trabajar, de tener vida social y estar inactivos repercute también en nuestro cerebro, ya que se reduce su capacidad de entrenamiento y de aprendizaje. “Es como poner en marcha de nuevo un coche que durante meses ha estado parado”, afirma la doctora.

Rosmary Romero, educadora social del Centro de Estimulación de la mente y la memoria de Las Palmas de Gran Canaria, afirma que es frecuente encontrarse en los grupos de personas sanas que acuden a las clases jubilados agobiados pensando que tienen una demencia cuando tan sólo ha sido un simple olvido. “Es muy común entre los hombres que han tenido una vida social y laboral muy activa sugestionarse por pequeñas pérdidas de memoria. Llegan a caer en un pozo sin fondo y a perder la confianza en sí mismos por estos lapsus sin haber un diagnóstico médico”, cuenta.

Pero ¿se puede hacer algo para recuperar la memoria? La doctora Pérez Veítez afirma que la memoria que se tiene cuando se es joven no se puede recuperar pero que es muy importante mantener el cerebro activo a lo largo de la vida para que no pierda su capacidad de aprendizaje. Y que lo primero que se aprende es difícil de olvidar. “No hace falta realizar una actividad intelectual. Realizar nuestras tareas cotidianas, ser lo más autónomos posibles, jugar al parchís, al dominó, bailar. Lo que se realice tiene que gustar porque no se puede leer libros cuando nunca lo ha hecho”.

Romero señala que el cerebro tiene gran capacidad de aprendizaje pero también para ser un gandul. “Hay que plantearle retos constantemente”, explica. Ambas especialistas coinciden en señalar que disfrutar de la vida al máximo, estar atentos a lo que ocurre alrededor, relacionarse con los demás, tener interés por las cosas y querer aprender es una de las mejores terapias para mantener una mente en perfectas condiciones.

Consejos

  • Prestar atención a las cosas y a las personas.
  • Mantenerse activo y lo más autónomo posible.
  • Salir de casa y relacionarse con amigos y familiares.
  • Hacer trabajar al cerebro (leer, aprender algo nuevo).
  • Realizar las rutinas habituales y practicar algún hobby.

Juegos

Hay juegos de videoconsolas, para un público más adulto, con juegos específicos para estimular el cerebro o aprender vocabulario en varias lenguas. El juego más conocido, sin duda alguna, ha sido Brain Training, de Nintendo, que, bajo la pregunta de ¿cuántos años tiene tu cerebro?, anima a entretenerse con actividades de retentiva, cálculo espacial, lógica, memorización de palabras, rapidez mental; entre otros juegos.

Con la Wii Música se tiene la posibilidad de dirigir una orquesta, aprender a tocar instrumentos, componer temas o examinarse el oído musical.

Fuente: 39 y más