Ya no concebimos la vida sin tecnología. Ir por la calle hablando por teléfono, hacer gestiones a distancia, recorrer virtualmente el lugar al que iremos de vacaciones… son pequeñas acciones que poco a poco hemos ido incorporando a nuestra rutina diaria, pero que hasta hace poco nos costaban desplazamientos, tiempo y papeleos.
Pese a que en las dos últimas décadas han surgido numerosos servicios y productos, muchos de ellos asociados a Internet, quedan aún muchos por llegar. El teletransporte, la fórmula de la eterna juventud, la prolongación de la vida varias décadas más, los viajes interestelares son algunos ejemplos. Es curioso que muchas películas situaran en el año 2000, una cifra redonda, un nuevo milenio, la llegada de muchos de estos descubrimientos, pero no ha sido así, siguen siendo ficción.
No obstante, se ha avanzado mucho. Estos son algunos de los grandes protagonistas tecnológicos de nuestro tiempo:
Los smartphones o teléfonos inteligentes, que continúan su tendencia alcista. Según un estudio de Analysis Mason, en 2014 habrá 1700 millones de teléfonos inteligentes en el mundo. La posibilidad de conectarse a la red desde cualquier lugar y en cualquier momento es lo que ha provocado su boom. Su generalización y su uso están dejando atrás a otros soportes como el ordenador de sobremesa e incluso los portátiles.
Las aplicaciones móviles o apps, que se utilizan en todos los ámbitos: ocio, viajes, juegos, gestión, salud, emergencias, educación, medio ambiente, o para actividades tan concretas como aprender idiomas o hacer de “perro lazarillo” de personas invidentes. Su éxito radica en que nos facilitan la vida y nos entretienen.
La prensa y los libros digitales, la música online, las películas en la red… Han supuesto una auténtica revolución y también el cuestionamiento de muchos modelos de negocio e incluso el fin de un modo de vida. Para muchos, la aparición de estos soportes llevará a la aniquilación de la prensa en papel, y al declive de las industrias discográfica y cinematográfica tal como se conciben en la actualidad.
La telemedicina. En el ámbito de la salud no solo se están investigando nuevos fármacos y equipos para la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades, sino que la tecnología se ha convertido en la gran aliada de los profesionales de la salud, que la utilizan a diario para hacer el seguimiento de sus pacientes o para compartir información en tiempo real con otros profesionales. En el otro lado del “mostrador” se encuentran los pacientes, que usan la tecnología e Internet para corroborar el diagnóstico de los médicos o simplemente para informarse sobre sus posibles patologías.
La formación online (elearning) y los cursos en red (MOOC, massive open online courses). La educación también está incorporando novedades, no solo en las aulas -con la introducción de pizarras digitales, tablets en lugar de libros de texto, ejercicios online, etc.-, sino también en el concepto mismo de formación. Ya no es necesario acudir presencialmente a un centro o disponer de presupuesto para ampliar nuestros conocimientos. En la red hay de todo, e incluso cursos gratuitos de universidades, como la de Stanford, abiertos a todo el mundo. Solo es necesario inscribirse.
Las ciudades inteligentes e Internet de las cosas. Cada vez son más las ciudades que se hacen smart, “inteligentes“, con el fin de optimizar los recursos disponibles y mejorar la vida de las personas. Estas ciudades deben cumplir tres características: respeto al medio ambiente, desarrollo sostenible y utilización de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC). ¿Cómo funcionan? Con miles de dispositivos (cámaras, sensores, móviles) que comunican en tiempo real lo que sucede a su alrededor, proporcionando información sobre la temperatura, la llegada del próximo autobús, avisos sobre el tráfico, niveles de ruido, presencia de CO2, etc. Santander, Málaga, Barcelona y Madrid son algunos ejemplos de este tipo de urbes al servicio del ciudadano.
La geolocalización o posibilidad de conocer la ubicación geográfica de algo o alguien. En sus inicios se utilizó para controlar dónde se encontraban los vehículos de una flota, una determinada mercancía o incluso la trazabilidad de los alimentos. Hoy en día cada vez se aplica más a las personas. La moda de hacer check-in (compartir y guardar los lugares que se visitan) a través de aplicaciones como Foursquare ha hecho que todo el mundo pueda estar localizado (si quiere estarlo). Google, Facebook y Twitter también se han adentrado en el mundo de la geolocalización con sus respectivas aplicaciones. Toda esa información puede ser muy útil no solo a los amigos para tenernos localizados o saber qué opinamos sobre un lugar, sino también a las empresas, para promocionar sus negocios.
El comercio electrónico. Según el último informe de Fundación Telefónica sobre la Sociedad de la Información en España, en nuestro país se han producido casi un 20 por ciento más de operaciones de comercio electrónico en 2012 que en 2011. Hay ya 27 compradores online por cada 100 habitantes. Esto marca un cambio de tendencia en los hábitos de compra de los consumidores y en los negocios.
Los medios de pago. Del tradicional pago con tarjeta de crédito o débito se está evolucionando hacia el pago con el móvil, mediante tecnologías como NFC (Near Field Communication), e incluso el pago con monedas virtuales como la famosa Bitcoin. Del dinero en efectivo ya ni hablamos…
Los blogs, la mensajería instantánea y las redes sociales. Descolgar el teléfono y quedar con alguien ha quedado desfasado. La mensajería instantánea, con Whatsapp a la cabeza, y las redes sociales, con Facebook en primera línea con sus 1.000 millones de usuarios, han generado un nuevo modo de relación y comunicación entre los individuos, y entre estos y las empresas. Cada año son más los usuarios y los negocios que se incorporan a las filas de las redes sociales. Los primeros como un medio de conocer gente, relacionarse y opinar. Los segundos, para aproximarse al consumidor, captar nuevos clientes, fidelizar, vender…
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