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Mujer_8Siete de cada diez mujeres españolas ven alterada su calidad de vida por los sofocos, síntoma más frecuente en la menopausia. Este síntoma vasomotor se manifiesta como una repentina sensación de calor y ansiedad que se localiza especialmente en el cuello y la cara, acompañado de sudoración y palpitaciones. «Sin embargo, muchas de ellas se resignan a padecerlos cuando la adopción de determinados hábitos de vida saludables o tratamientos pueden ayudar a aliviarlos», afirma el doctor Rafael Sánchez Borrego, presidente de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM – www.aeem.es).
                                                                                                                
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Fuente  :  Medicina 21

Por este motivo, este año la Sociedad Internacional de Menopausia (International Menopause Society www.imsociety.org ha dedicado el Día Mundial de la Menopausia que se celebra hoy a este síntoma vasomotor bajo el lema «¿Calor?, ¿Bochorno?, ¿Sofocos? No lo sufras en silencio». El sofoco, a veces acompañado de sudor, es la respuesta del cuerpo a la disminución de los niveles de estrógeno. «Durante un sofoco, que suele durar entre 30 segundos y 5 minutos, el corazón late más rápido y se eleva la temperatura de la piel. En general, los sofocos persisten durante más de un año en la mayoría de las mujeres, con una media de duración de aproximadamente 4 años», comenta el doctor.

En este sentido, su repercusión en la calidad de vida puede ser considerable y a menudo se infravalora. Y es que como explica el presidente de la AEEM, «el trastorno puede interferir en las actividades laborales y cotidianas, así como en el sueño, con la consiguiente fatiga, pérdida de concentración y síntomas de depresión, todo lo cual puede dificultar la vida familiar, así como la actividad sexual y las relaciones de pareja».

De hecho, «algunas mujeres cuando llegan a la menopausia todavía se sienten enfermas. Por tanto, es conveniente que los especialistas tengamos presente la importancia de que la mujer pueda continuar con su vida cotidiana durante el climaterio, de manera que la menopausia se convierta en una etapa más de su vida, y no en un periodo de transición con más inconvenientes que ventajas».

«Por tanto», señala el profesor Ferrer, «a la hora de tratar el insomnio en la mujer menopáusica hay que diagnosticar primero cuál es su principal causa para establecer el tratamiento adecuado. En el caso de ser motivado por los sofocos, el tratamiento de los mismos mediante terapia hormonal es bastante efectivo y ayuda a mejorar la calidad del sueño»

Sofocos que  quitan el sueño

El insomnio, más común en aquellas mujeres que padecen sofocos severos, es una de las principales preocupaciones de la mujer en la menopausia. Según el presidente de la AEEM, «aunque no se puede atribuir siempre el insomnio a una sola causa, los sofocos en la mujer, motivados por los cambios hormonales durante el climaterio, son un factor de riesgo añadido a la hora de tener esta alteración del sueño».

Del mismo modo, otros factores como la irritabilidad, la depresión y la ansiedad, sintomatología climatérica frecuente, también pueden favorecer la aparición del insomnio, es decir, de la dificultad que experimenta una persona para conciliar el sueño o, una vez conciliado, permanecer dormido.

No obstante, la aparición del sofoco durante la noche aumenta la fragmentación del sueño e impide el descanso. Según el doctor Sánchez Borrego, «la alteración del sueño provocada por lo sofocos es importante por sí misma ya que produce incomodidad a la mujer y dificulta el descanso, lo que provoca mayor irritabilidad y disminución de la capacidad de resistencia para realizar las actividades cotidianas».

Así, la calidad de vida de la mujer empeora y cada vez es mayor su demanda para recibir cuidados médicos y preservar su salud en esta etapa. «Éste es un hecho que debe tenerse muy en cuenta, de forma que la mejora de la calidad de vida en la menopausia va ligada a la educación médica y a la atención sanitaria», afirma el doctor.

Este experto también recuerda que existen una serie de hábitos que pueden influir en la producción de trastornos del sueño. «Evitar las cenas copiosas, suprimir los tóxicos, como la cafeína, ó reducir el consumo de alcohol y de tabaco, influye en la mejor conciliación del sueño», explica.

Otro aspecto fundamental para prevenir el insomnio es la adopción de una serie de rutinas a la hora de irse a dormir: un baño caliente, la lectura de un libro y realizar ejercicio físico de forma moderada contribuyen a tener una buena higiene del sueño. «En el caso de la mujer, estas medidas favorecen la conciliación del sueño junto al tratamiento adecuado de los sofocos. Y, además de conocer estas medidas, es importante el llevarlas a cabo a lo largo de toda la vida», asegura este experto.

Hacia una nueva menopausia

En la actualidad, la salud para la mujer es algo más que encontrarse bien físicamente, la salud es trabajar, participar en la vida familiar y social, es decir, conseguir un desarrollo equilibrado e integral, física y mentalmente. En España, hay más de 22 millones de mujeres y, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la esperanza de vida de las mujeres en nuestro país se sitúa en 82,9 años y se calcula que alcanzará 85,1 años en 2020. Esta circunstancia, unida a los cambios socioculturales en la mujer de los últimos años, ha repercutido en modificaciones en la actitud de la mujer ante la menopausia. A este respecto, el doctor Rafael Sánchez Borrego, comenta que, «su actitud es más positiva que hace unos años y es la propia mujer la que debe participar en las decisiones clínicas y de tratamiento que afectan a su calidad de vida. Sólo así, y en paralelo a la medicina preventiva y al establecimiento de programas específicos de salud dirigidos a la mujer, podemos conseguir mejorar su calidad de vida».

En este sentido, el doctor asegura que «la mujer es, por tanto, más protagonista que nunca de su bienestar y está cada vez más interesada en el concepto global de salud. Esta modificación, junto con la evolución sociocultural de la mujer y los avances científicos, deben conllevar un cambio en la perspectiva desde la que los profesionales encargados de la salud de la mujer ofrecemos una atención sanitaria a este sector de la población».