Cara_noia_arrugues_front_iStock_000012610279XSmallCuando nos acercamos a los cincuenta, nos sentimos aún jóvenes, con proyectos y ganas de realizarlos, pero nuestro cuerpo empieza a fallarnos. Notamos dolor en las articulaciones, especialmente en nudillos y rodillas, por las mañanas al levantarnos o al final del día. 

Nos miramos al espejo y parece que las arrugas se han multiplicado en poco tiempo y, aunque no somos conscientes de ello porque no nos causa dolor, nuestros huesos empiezan a fragilizarse. En una palabra, parece que nuestro cuerpo haya envejecido de golpe.

Aunque la mayoría conoceréis el colágeno por las cremas y tratamientos de belleza, tal vez no sepáis que el colágeno es una proteína esencial para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo y que su degradación es la causa principal de todas estas alteraciones y molestias.

ESQUELETOEl colágeno forma la estructura, el armazón, de muchostejidos orgánicos, en especiallos de las articulaciones, huesos y piel. Su especial disposición en forma de cadenas trenzadas, es la que aporta resistencia y elasticidad a todos estos tejidos. Con los años, nuestro colágeno se degrada y, en consecuencia, también se deterioran los tejidos de los que forma parte.

El cartílago recubre los huesos de la articulación a modo de cojinete, evitando el rozamiento de estos huesos. Cuando el colágeno que forma el armazón interno del cartílago articular se deteriora, este tejido va perdiendo grosor y se desgasta hasta que los huesos de la articulación rozan entre sí, provocando dolor. Este dolor, que empieza siendo moderado y puntual, con el tiempo se hace más intenso y constante. Es lo que conocemos como artrosis.

La artrosis es el resultado de la degradación de los tejidos de la articulación, especialmente del cartílago articular, provocada por la edad, el sobreuso, traumatismos o sendentarismo. Por eso afecta básicamente a personas a partir de los 45- 50 años, a los deportistas y a los que llevan una vida sedentaria. No debemos confundirla con la artritis, enfermedad con síntomas comunes a la artrosis, aunque su origen es muy distinto (inmunológico).

En cuanto al hueso ¿cuál es la relación del colágeno con su fragilización?”. La respuesta es fácil si sabemos que el huesoiStock_000003568937Small está formado por una malla de fibras de colágeno, endurecida por sales cálcicas. Cuando nacemos, nuestros huesos no están calcificados y su estructura está formada únicamente por colágeno. Por eso los huesos de los bebés y los niños muy pequeños son elásticos y deformables pero muy resistentes (todas sabemos que parecen de goma y difícilmente sufren fracturas). Durante la lactancia, la leche materna o la de sustitución aportan a nuestros bebés el calcio necesario para endurecer sus huesos. En la infancia y juventud esta calcificación se mantiene mediante el aporte de calcio proveniente de otros alimentos.

Sin embargo, cuando llegamos a la madurez, la malla de colágeno empieza a degradarse y a perder densidad, de manera que, por mucho calcio que tomemos, las sales cálcicas no tienen suficiente estructura de colágeno donde fijarse  y el calcio se pierde y el hueso se fragiliza (osteoporosis).

¿Y qué ocurre cuando la degradación se produce en el colágeno de la piel? Para responder a esta pregunta hemos de saber que este tejido se comporta como un colchón. Las fibras de colágeno situadas en su interior actúan como muelles que mantienen su grosor y la superficie del tejido bien lisa. Con el paso de los años el colágeno empieza a degradarse, la piel pierde grosor, turgencia y elasticidad, y empiezan a marcarse las temidas arrugas.

Todas estas dolencias o alteraciones relacionadas con la degradación del colágeno, afectan tanto a hombres como a mujeres. Sin embargo nosotras, las mujeres, empezamos a padecerlas antes y de forma más brusca, debido a que este proceso se acelera con la disminución de los niveles hormonales ligada a la menopausia. Así, entre los 45 y 60 años, la incidencia de la artrosis y la osteoporosis es mayor en las mujeres que en los hombres, pero la artrosis alcanza niveles del 80% para ambos sexos cuando llegamos a los 80 años y la osteoporosis de columna llega casi el 100% para los mayores de 90 años. Es decir, la degradación del colágeno y sus consecuencias, tarde o temprano nos afectan a todos.

Afortunadamente, numerosos estudios científicos, efectuados con toda rigurosidad por equipos de investigación de diferentes países, demuestran que podemos ayudar a la regeneración de nuestro colágeno de una forma muy sencilla y natural, sin contraindicaciones ni efectos adversos, complementando diariamente nuestra dieta con 10 g (el contenido de una cuchara sopera colmada) de un colágeno oral muy asimilable. Los estudios clínicos, realizados también con todo rigor y con control de significancia estadística, han demostrado que esta práctica reduce el dolor articular de desgaste, las arrugas dérmicas y los marcadores de destrucción ósea.

Cara_noia_arrugues_front_iStock_000012610279XSmallEl colágeno es una proteína animal. Los llamados colágenos vegetales son también macromoléculas fibrosas pero no están formados por proteínas sino por carbohidratos y no tienen las propiedades de salud del colágeno. Esta proteína debería formar parte de nuestra alimentación, sin embargo, la dieta actual es muy pobre en colágeno, especialmente en colágeno asimilable. Son ricos en colágeno asimilable algunos platos de la cocina tradicional (caldos de carne o de pescado, callos, manitas de cerdo,..), pero requieren largos tiempos de preparación y suelen contener grasas.

Actualmente ya podemos encontrar en farmacias y dietéticas un complemento alimenticio formado exclusivamente por colágeno natural muy asimilable, que no contiene azúcares, otros carbohidratos, ni grasas. Está libre de conservantes, colorantes y alergénicos. Es compatible con la toma de cualquier medicamento o complemento alimenticio y carece de efectos secundarios adversos. Pueden tomarlo también personas enfermas, exceptuando las que requieran dietas bajas en proteínas (enfermedades renales o hepáticas graves).

Personalmente, cada día complemento mi dieta con 10 g de este colágeno natural y asimilable desde que, a los 52 años, empecé a sentir los primeros dolores en nudillos y rodillas. El dolor me desapareció a las 5 semanas y hoy en día, transcurridos más de 3 años, no he vuelto a padecer dolor. Esta clara reducción o total desaparición del dolor articular ya la están viviendo miles de personas en toda España.

 

TERESA FIGUERES

M. Teresa Figueres
Licenciada en Biología
www.colnatur.com