osteoporosisSabías que las personas con osteoporosis son más propensas a padecer problemas cardiovasculares?, ¿y que las personas con ateroesclerosis suelen tener huesos más débiles y mayor riesgo de fractura?. Así es, existen mecanismos patológicos en común que relacionan la osteoporosis  con la ateroesclerosis.
Esta (poco) conocida relación ha dado lugar a que surjan estrategias encaminadas a combatir la osteoporosis y la ateroesclerosis desde un mismo enfoque nutricional.

La relación entre estas dos enfermedades fue descubierta en el año 1993 tras observarse que las células que recubren las paredes arteriales, las células endoteliales, podían transformarse en células óseas (osteoblastos) en un proceso parecido a la formación de hueso. Con los años se ha observado también que más del 90% de las placas de grasa que taponan las arterias (indicador de que hay ateroesclerosis) experimentan un proceso de calcificación. También conocemos desde hace varias décadas el importante papel que juega esta vitamina en la salud ósea, por lo tanto mantener unos niveles adecuados de vitamina D es importante para reducir el riesgo de sufrir osteoporosis y ateroesclerosis.

 

Actuando en sinergia contra la osteoporosis

 

Se ha hablado mucho de la importancia de ingerir suficiente calcio para reducir el riesgo de osteoporosis, sólo hay que ver la gran cantidad de alimentos enriquecidos con calcio que han surgido en la última década. No obstante, la importancia de la vitamina D y la vitamina K en la prevención de la osteoporosis parece haber sido olvidada, pese a los marcados beneficios que conlleva su ingesta adecuada.

 

Así, ambas vitaminas actúan en sinergia mejorando la densidad ósea en mujeres menopáusicas sin necesidad de suplementar con calcio. Por otro lado, las personas que consumen suplementos de calcio obtienen más beneficios cuando los acompañan de estas vitaminas.

 

Si se toman suficientes lácteos y además se suplementa con calcio se puede estar incurriendo en un exceso de calcio.

 

Cómo obtener las dosis adecuadas de vitaminas K y D

 

Cuando hablamos de vitamina K nos estamos refiriendo en realidad a varios nutrientes, aunque a nosotros sólo nos interesan sus dos formas primarias: la vitamina K1, también conocida como filoquinona o fitoquinona (presente en alimentos vegetales), y la vitamina K2, conocida también como menaquinona (presente en alimentos animales). Ambas formas han demostrado ser beneficiosas en la prevención de la osteoporosis y la ateroesclerosis.

 

Las 3/4 partes de vitamina K que obtenemos a diario es fabricada por nuestra flora intestinal. La cuarta parte restante proviene de la alimentación. A pesar de ello, se ha detectado que existe una marcada carencia de esta vitamina en muchas personas adultas. Esto puede deberse a un bajo aporte de alimentos que contienen esta vitamina, alteraciones en la flora bacteriana del intestino, problemas en su absorción, etc. Así, a la hora de asegurarnos unos niveles adecuados de vitamina K debemos:

 

  • Ingerir alimentos ricos en esta vitamina: espinacas, acelgas, col, col rizada, coliflor, repollo, brócoli, lechuga, coles de Bruselas, aguacate, germen de trigo, perejil, aceite de oliva, etc, como fuente de K1. Huevos, mantequilla, quesos curados como fuente de K2 (aunque aquí llamo a la moderación, pues estos alimentos son ricos en grasas saturadas que conviene moderar).
  • Llevar una alimentación adecuada en grasas. Al ser una vitamina liposoluble la vitamina K necesita la grasa para poder absorberse correctamente. Si llevamos una alimentación restrictiva en grasas podemos interferir en su absorción.
  • Consumir alimentos probióticos y prebioticos. Teniendo en cuenta que el 75% de la vitamina K es sintetizada por las bacterias intestinales, debemos de cuidarla lo máximo posible; a ello contribuye la ingesta de:
    • alimentos probióticos: son alimentos con organismos vivos (bacterias concretamente). Se encuentran en yogures, kéfir, alimentos funcionales enriquecidos con bacterias, suplementos probióticos, etc
    • alimentos prebióticos: contienen sustancias no digeribles (fibra) que favorecen el crecimiento selectivo de bacterias intestinales beneficiosas. Se encuentran en el ajo, cebolla, puerro, espárrago, alcachofas, raíz de achicoria, tomates, plátanos, alimento funcionales enriquecidos con prebióticos, suplementos prebióticos, etc.

 

En cuanto a la vitamina D, señalar que para conseguirla debemos de tomar el sol (la vitamina D se sintetiza cuando lo rayos ultravioletas del Sol penetran en nuestra piel) o suplementar, pues los alimentos no contienen suficiente cantidad de esta vitamina. En caso de suplementar debemos hacerlo preferentemente con vitamina D3, que es hasta un 87% más potente que la D2, y en dosis de al menos 1000 U.I. (muchas personas necesitarán dosis mayores).

 

Todas estas estrategias nos mantendrán más alejados de sufrir osteoporosis y ateroesclerosis, dos enfermedades de altísima incidencia en la actualidad.