La pérdida de peso  es un proceso lento y progresivo, que conseguiremos no con dietas milagrosas sino cambiando nuestros hábitos alimenticios por otros más saludables.

La alimentación deberá ser variada, agradable y suficiente, y preferiblemente cocinada en casa. Evitaremos los alimentos precocinados y envasados, y controlaremos las salsas, aliños y azúcares.

Realizaremos cinco comidas al día con un horario regular, procurando no saltarnos ninguna comida para evitar comer más de lo necesario en la siguiente. Repartiendo las calorías en un número mayor de ingestas, logramos mantener nuestro apetito controlado y el estómago saciado.

Empezaremos el día con un desayuno completo: después de toda la noche sin comer nuestro nivel de energía está muy bajo, de ahí la importancia de tomar un buen desayuno en el que no faltarán cereales integrales, lácteos y frutas. Los cereales integrales nos proporcionarán una energía más duradera y nos aportarán casi el doble de fibra alimentaria. Los lácteos serán desnatados o, preferiblemente, de origen vegetal (leche de arroz, soja, avena, espelta…)

Consumiremos menos grasas saturadas y tendremos en cuenta las proteínas. Es mejor comer pescado que carne, pero si no podemos prescindir de ella, nos interesaremos por las menos grasas, como el pavo, el conejo y el pollo sin piel.

Pondremos más énfasis en las verduras, procurando que estén siempre presentes en nuestros platos de manera generosa. Consumiremos verduras depurativas como el brócoli, las judías verdes, los berros, los puerros, el apio, los espárragos, la remolacha, los rábanos, la calabaza, la zanahoria, la cebolla, la alcachofa, la coliflor…

Sería aconsejable ir acostumbrándonos a introducir algas (wakame, dulse, arame, agar agar… ) en nuestros platos, porque son muy depurativas y remineralizantes.

Comeremos frutas (manzana, pera, uva, fresa, cereza, piña…) y zumos (de naranja, mandarina, pomelo, limón…) porque son alimentos imprescindibles en las dietas depurativas y adelgazantes. 

Utilizaremos cocciones ligeras, evitando los guisos y los sofritos. A la plancha, al vapor, al horno, asados o hervidos los alimentos conservan su valor nutritivo y engordan mucho menos.

Beberemos un litro y medio de agua como mínimo,  y realizaremos una actividad física con regularidad. Ya sabemos que es difícil encontrar media hora diaria para dedicarla al ejercicio físico (andar, nadar, bailar o ir en bicicleta), pero deberíamos considerarlo una prioridad ya que tiene un sinfín de beneficios para la salud y contribuye a  la pérdida de peso.

No hace falta recordar que una dieta equilibrada es nuestro seguro de vida, ya que nos ayudará a evitar la obesidad, el colesterol, la diabetes, la hipertensión, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de tumores, y hará que vivamos de forma más feliz la etapa de la menopausia.