La rotura del himen en la primera relación sexual, está considerada, tradicionalmente, como la prueba irrefutable de la virginidad de una mujer.

Pero este concepto es fisiológicamente falso.

El himen tiene muchas formas, y el tejido en sí, tiene elasticidades muy diferentes.

Algunos son rígidos y se rompen, otros son más elásticos y se adaptan, rompiéndose más adelante.

Sangrar o no sangrar debería ser una pura anécdota, no un certificado de virginidad.

 Mireia Grossmann  nos lo explica en este vídeo:

 

Mireia Grossmann i Camps
Osteópata y 
Fisioterapeuta especializada en reeducación
abdómino-pelviana

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