El suelo pélvico empieza en la cabeza. Esto es una afirmación. Literal y metafóricamente hablando.

El suelo pélvico y el cráneo están vinculados físicamente, gracias a un conjunto de fascias y tejidos. La ubicación espacial del cráneo, es decir, donde tenemos la cabeza en relación a la columna vertebral, es determinante en cuanto a la presión que recibe nuestro suelo pélvico.

Hay que recordar que el gran problema del suelo pélvico es el exceso de presión, que debilita y congestiona los tejidos. Sólo con aliviar esta presión la sangre se mueve, los tejidos respiran, y el sistema funciona mejor. Disminuir la presión intraabdominal es un objetivo terapéutico prioritario, sea qual sea la situación del suelo pélvico. Incontinencia, urgencia miccional, prolapso, atrofia, sequedad, dolor… todo ello pasa por disminuir la presión. Forma parte inherente del proceso terapéutico.

Recordemos que el periné, la musculatura del suelo pélvico, es la parte inferior de la esfera abdómino pelviana (*), y que recibe las presiones de la parte alta de la esfera, básicamente del diafragma. Por lo tanto, lo que necesitamos es hacer esta esfera un poco más grande, un poco más alta, estirar la parte de arriba para que la presión dentro del globo disminuya. Nuestro objetivo es levantar el diafragma, el techo del globo, para que el suelo pélvico no reciba tanta presión. Es una acción hipopresiva.

El cráneo y el diafragma están físicamente conectados. Fascias y ligamentos vinculan el cráneo, el corazón (pericardio), el diafragma y finalmente, el suelo pélvico. El cráneo y el suelo pélvico están conectados. La posición de nuestra cabeza condiciona la vida del suelo pélvico

¿Cual es la posición correcta?
Cervicales neutras, ni en flexión (mirando al suelo), ni en extensión (mirando al techo) – craneo en posición neutra, ni en flexión, ni en extensión – elongación cervical

Esto significa:

  • La mirada al frente
  • La nariz en su sitio: alzada pero no altiva, mirando de cara
  • Nuca alargada

Ojos: importante no bajar la mirada.

La musculatura ocular tiene relación con la musculatura de la nuca. Una mirada caída facilita una cervical derrumbada.

Nariz: es la clave de la ubicación del cráneo. La nariz no puede estar ni hacia arriba (altiva, mirando al techo), ni hacia abajo (hundida, mirando al suelo). La nariz en su sitio garantiza un buen tono cervical. Para que la influencia sobre el suelo pélvico sea más intensa, a la posición neutra de la cabeza le añadiremos la idea de llevar la nariz hacia atrás, hacia dentro, hacia la nuca, hacia la columna vertebral… Este posicionamiento inicia la cadena de enlaces que finalmente que levantará el diafragma, liberando así al suelo pélvico.

Autoelongación: Sensación que nos estiran con un hilo desde la coronilla, en la parte posterior de la cabeza. ¡Atención a la vista y a la nariz! A menudo cuando autoelongamos, la mirada se nos cae y la nariz baja. A efectos prácticos el vínculo cabeza-periné significa que todo el mundo puede trabajar su suelo pélvico, a qualquier hora, en cualquier circunstancia. No hay limitación de edad. No hay restricciones físicas. No hay excusas.

¡Sólo hay que que tener la cabeza en su sitio!

 

Mireia Grossmann i Camps
Osteópata y 
Fisioterapeuta especializada en reeducación
abdómino-pelviana

 

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