Enrique Simón, actor de teatro, cine y televisión y un hombre valiente que dice “soy actor, intérprete desde la entrega, escribo desde la mímesis y dirijo desde la complicidad. Y no creo en la casualidad”.

M.R: Dinos Enrique, ¿qué sabes de la menopausia?

E.S: Se un poquito más gracias a ti, ¡Gracias! Sería justo decir gracias a ti, gracias a ella y el abanico y al movimiento que has generado. Y porque, bueno, sé que no me enrollo, pero sé que se habla más de la menopausia que de la andropausia.

M.R: ¿Tú cuando has vivido menopausias en directo, ya sea con tu madre, hermana, amigas, pareja o compañeras, ha habido diálogo con ellas?

E.S: No.

M.R: ¿No? ¿Tu madre no te contó nada? ¿Cuándo una amiga se abanica y tiene calores no te dice, es que estoy en menopausia? ¿Sí ellas tienen síntomas, los han manifestado?

E.S: Mi madre pertenece a la generación que corresponde a la de muchas abuelas, quizá incluso bisabuelas, porque yo soy el último de cinco y ahora tengo 63. Mi madre me tuvo ya mayor, había muchas cosas que no se decían, muchas cosas que no se iniciaban si uno no salía a la calle y descubría la sexualidad, o abría revistas, o buscaba donde podía.

Además, en aquellos tiempos la información no había internet, etcétera, etcétera…

M.R: Pero respecto a ahora, discúlpame, ¿hay diferencias?

E.S: Ahora sí, estas mujeres de antes no decían nada. No, porque tenían mucho que ocultar y además habían recibido mucho machaque, sin embargo, cuando he tenido parejas, entonces sí hemos hablado de la menopausia. Claro que sí, hemos hablado de este tema incorporando la tranquilidad necesaria.

Y cuando hablo de tranquilidad, hablo de una tranquilidad práctica, de cuando muchas veces estamos buscando resultados sexualmente con la cultura del orgasmo, de la satisfacción inmediata, de la erección, de la penetración, y dices, hombre, es reducirlo mucho esto.

M.R: Pero tú qué has venido como amigo en los fórums Mujer y Menopausia ¿Por qué crees que los hombres que tienen pareja no vienen? ¿Crees que es nuestra responsabilidad por falta de negociación con ellos?

Porque muchas veces nos posicionamos en un lugar muy cómodo, casi mejor hago como que no me entero y entonces la pareja se encuentra en los momentos de desencuentro y no sabes bien hacia donde vas, porque no estás viendo a la persona que tienes delante, ni quieres verla.

M.R: ¿Crees que las mujeres debemos de aguantar los síntomas y molestias de la menopausia o de la menstruación? ¿O consideras que hay que ponerle remedio?

E.S.: Mira, incorporar el dolor y el sufrimiento como parte de la vida es muy interesante, pero lo que tú estás diciendo es diferente. Es como esconder esto, es como resignarse no, no, no, perdone usted, una cosa es que duela y yo sepa respirarlo, sepa vivirlo, pero otra cosa es que yo tenga que esconderlo.

M.R.: La investigación de la salud de las personas no ha sido muy equitativa como sujeto universal se ha puesto al ser humano masculino. ¿Te parece que esta situación está cambiando o debe de cambiar todavía?

E.S.: Las dos cosas, creo que está cambiando y creo que debe de cambiar muchísimo más. 

M.R.: ¿Alguna vez cuando estás con compañeros y veis alguna mujer abanicarse en pleno invierno, has oído soltar la típica frase: “está menopáusica”?

E.S.: Cada vez menos, lo que pasa es que también creo que pertenezco a un grupo que se observa un poquito más.

M.R: De la andropausia se habla. Sabes de que hablo, ¿no?

E.S.: También lo conozco mucho mejor gracias a ti, gracias a ella y el abanico. Se habla poco y yo creo que se mezclan los términos también. Estamos en una sociedad de triunfadores en la que, paradójicamente, solamente hay un ganador y el resto ha perdido. 

Pero fíjate qué paradoja, afortunadamente puedo decir que tengo amigas, que me comentan que o para amantes, o gente que pretende serlo les hacen confesiones o comentarios íntimos que entre nosotros no los hacemos.

O sea, un amigo mío te puede hacer un comentario a ti si tiene un vínculo emocional contigo, o pretende tenerlo, mucho más íntimo que lo que me puede hacer a mí como colega. Quizá tengamos que revisar también, por tanto, qué significan nuestros vínculos emocionales, dónde depositamos nuestra vulnerabilidad, algo tan importante y tan escondido como la andropausia.

M.R: Quizás eso que comentas de que un hombre lo comenta más a una mujer es porque nosotras estamos quizás más acostumbradas a los cambios y muchas mujeres, cuando la sexualidad cambia, de lo que tienen miedo es de fallarle al hombre, porque ellas aceptan bien esos cambios quizás sea por eso.

M.R.: Ellas aceptan bien sus cambios, pero muchas mujeres tienen miedo de ese cambio por culpa o por considerar que su pareja puede molestarse, ya sea porque ella no tiene ganas, porque tiene sequedad, porque tiene atrofia y entonces la penetración es dolorosa y tienen miedo como de defraudar a su pareja.

Mi pregunta referida a esto es un poco precisamente con ese cambio que hay de sexualidad en la que vosotros perdéis testosterona o no y nosotras igual.

Puede haber cambios en la sexualidad de la pareja, pero sigue habiendo esa obsesión por la penetración y poco con los preliminares.

¿Crees que esta obsesión penetradora debería de cambiar o está cambiando ya?

E.S: Claro, porque lo pongo en contexto permanentemente, pero estamos en una sociedad de satisfacciones inmediatas. Si no fuera así, este sistema de consumo no funcionaría porque necesita el sistema que tengamos una necesidad de consumo. Esa necesidad de consumo tiene que partir de una satisfacción, con esto ocurre lo mismo, o sea, la satisfacción inmediata, se entiende que puede ser obviamente un orgasmo es algo que… muy evidente y la sensualidad de una caricia requiere de un poquito más de atención y un poquito más de tranquilidad. 

Pero el otro día escuché a una amiga, decir algo así como que la mayor sensualidad está en la amistad, entonces cuando nosotros compartimos de otra manera y nos compartimos de otra manera, el mundo cambia, se amplía y entramos en el mundo real, donde un orgasmo a veces se produce y otras no.

M.R.: Como micromachismos, ¿no? Que están ahí incorporados desde siglos.

E.S.: Claro, y son reflejos, así hablaba mi padre. Tengo unas referencias de mi padre que son estupendas y se lo agradezco muchísimo y mucho de mi nobleza o lo que pueda tener y de otras características vienen de ahí, de esa cultura. Pero hay otras partes de esa cultura que dices papá, no, claro, normal, vamos evolucionando entonces volviendo otra vez a tu pregunta.

Y claro que tenemos mucho miedo, no solamente vosotras, sino nosotros, de no dar la imagen que nosotros mismos hemos construido. Por favor, quiero decir algo: no eres igual que ayer, eres nuevo cada vez, cada día la eternidad es un presente continuo.

Por tanto, ten mucho cuidado con la persona que te crees que eres porque eres no es que seas mucho más, es que eres otra cosa. Entonces eso es muy importante, muy importante. No escuchamos, es más, no nos escuchamos. Estamos todo el rato buscando resultados.

M.R: Para terminar, ¿qué te crees que queda mucho por cambiar todavía en las relaciones entre hombres y mujeres?

E.S.: Yo creo que hay dos maneras de mirar, básicamente una viendo al otro como un elemento ajeno o incluso complementario, y otra como parte de uno que uno es parte del otro.

En esta segunda manera de ver, cada vez que yo te escucho, me estoy escuchando y probablemente si te escucho bien, esté rebatiendo algunos de los principios que creo que son. Entonces, claro que hay que mejorar muchísimo, pero la relación está ahí, me siento, me siento privilegiado, no solamente de estar vivo, esta chispa de vida, sino de ser consciente de que los dos seamos conscientes de que podemos siempre tener una mejor versión de vosotros, de nosotros.

Pero teniendo en cuenta que la que hoy tenemos es la que tenemos que disfrutar.

M.R.: Mil gracias Enrique, de verdad y muchas gracias por tus palabras sobre la sensualidad que espero sean como un río que va corriendo y que cada vez la sensualidad sea tanto o igual de parecida que la sexualidad.

E.S.: Chico, chicos, recordad que cada uno de nosotros tiene una parte femenina muy valiosa dentro y que cada una de ellas tiene una parte masculina y eso es lo que acaba de hacer encajar perfectamente la pieza.

Recordémoslo, es muy hermoso, es muy potente. Bueno, ya está. Gracias a vosotros. Gracias a ti, Montse.

M.R.: Guapo. Muchas gracias.