Gustav Klimt elaboró una excelente obra de medicina, que este año que se han cumplido 100 años de su muerte el Dr. Carlos Tejer comparte en este  interesante articulo. 

Fuente: Intra Med

El siglo XIX fue revolucionario para la medicina científica. Confluyeron avances en las metodologías fisicoquímicas de exploración, el desarrollo de la fisiología como camino de comprensión profunda de las enfermedades, la creación de grandes hospitales, la difusión de la práctica de la autopsia, el descubrimiento de las bacterias y virus como causa de enfermedad, los anestésicos, dentro de una lista que podría ser mucho más extensa.

La Universidad de Viena tuvo en la segunda mitad del siglo XIX un crecimiento extraordinario que acompañó la política de apertura y libertad emprendida por las autoridades del imperio Austrohúngaro. Su población se multiplicó, y florecieron su economía, artes y ciencias.  La ciudad se transformó en ese período y hasta la primera guerra mundial en una (sino la mayor) de las capitales culturales del mundo. Nombres como Sigmund Freud, Arthur Schnitzler, Gustav Mahler, Arnold Schönberg, Gustav Klimt, Egon Schiele, Oskar Kokoschka, dan una idea del torbellino creativo de Viena.

En medicina, como un dato representativo, Carl von Rokitansky creó el departamento de anatomía patológica, donde se efectuaron a lo largo de 45 años 70.000 autopsias, que brindaron un fundamento científico a la comprensión de múltiples patologías; él fue también un humanista médico reconocido, con gran influencia en la cultura de su época. Quien sería luego el gran maestro moderno de la medicina norteamericana, William Osler, viajó a la escuela de Viena para completar su formación a la cabecera del paciente.

En 1893 la Universidad les encargó a Gustav Klimt y a Franz Matsch la pintura de cuatro murales para el techo del aula magna, con el título general de El triunfo de la luz sobre la oscuridad. La intención obvia era remarcar la extraordinaria contribución de Viena a la ciencia y la cultura de la época. Klimt tomó a su cargo Medicina, Filosofía y Jurisprudencia, y Matsch haría el cuarto dedicado a la Teología y un panel integrador.

Gustav Klimt había nacido en 1862 de una familia humilde, su padre era orfebre, y se había formado en la escuela de artes y oficios de Viena.  Junto con su hermano Ernst y con Franz Matsch habían creado un taller que para 1888 cosechaba premios del estado por su colaboración en los murales del Teatro Nacional y en la decoración del Museo de la Historia del Arte, ambos en Viena. Hasta ese momento toda la obra del grupo era clásica y ornamental. (figura 1).

 

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