Con la menopausia aparecen una serie de síntomas que resultan muy molestos (sofocos, sequedad vaginal, insomnio, ansiedad, aumento de peso…) y que la mayoría de las mujeres busca cómo aliviar sin efectos secundarios; remedios naturales como la fitoterapia que usa las plantas medicinales (isoflavonas de soja, salvia, aceite de onagra…), o la aromaterapia que emplea los aceites esenciales son los más populares.
Sin embargo, existen otros síntomas, más peligrosos para la salud pero que, habitualmente, pasan desapercibidos porque no dan señales.
Uno de estos problemas son las enfermedades relacionadas con el corazón.
Los estrógenos, principales hormonas femeninas, están implicados en múltiples funciones en el organismo… Una de ellas es la de proteger nuestro sistema circulatorio.
Ésta es la razón por la que, cuando se produce la caída de estrógenos, tras la menopausia, aumenta tanto el riesgo cardiovascular.
Pero no sólo eso… porque esa disminución de hormonas tiene otros efectos negativos: también, provoca un aumento en los niveles de colesterol “malo” (LDL) y un descenso en los de colesterol “bueno” (HDL), siendo más fácil que se obstruyan las arterias.
A todo ello, hay que sumarle el papel protector que tienen los estrógenos sobre las propias arterias, promoviendo su vasodilatación… Por eso, cuando disminuyen y esa protección disminuye, la tensión tiene tendencia a subir y el riesgo de sufrir hipertensión es mayor.
Ya ves, con la menopausia, son muchas las razones por las que tienes que revisar periódicamente tu salud y no lo olvides… ¡Mima tu corazón!
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