El 23 de junio se es la noche más corta del año y se la considera una noche mágica en la que se realizan varios rituales para aprovechar las energías mágicas de esta noche, pero …
¿De dónde viene esta magia?
Sus raíces vienen de rituales paganos que se celebraban durante el solsticio de verano y el cénit del astro rey. En el hemisferio norte, al mediodía del 21 de junio, y en el sur el 27 de Diciembre, el Sol alcanza el punto más alto en el cielo, y la jornada se convierte en la más larga del año y la noche por lo tanto es la más corta. A partir de entonces los días se van acortando.
Nuestros antepasados temían que el Sol se fuera ocultando paulatinamente y no recuperara su esplendor total y para asegurar su retorno, así como para propiciar la fertilidad de la tierra y la abundancia de las cosechas, llevaban a cabo ceremonias donde encendían hogueras cuya finalidad era “dar mas fuerza al sol“.
Se decía que la puerta del solsticio de invierno daba entrada al reino de los dioses y la del solsticio de verano al reino de los hombres.
La religión católica insertó las festividades de San Juan Evangelista (27 de diciembre) y San Juan Bautista (24 de junio) en las proximidades de los dos solsticios para seguir con los ritos paganos sin despertar sospechas de brujería.
También existe la tradición de hacer hogueras para quemar todo lo viejo, desde muebles viejos hasta actitudes internas y patrones de conducta u otros elementos que ya no nos sirven en nuestra vida y en nuestro camino. Es una oportunidad para vaciarnos y hacer espacio en nosotros para lo nuevo. También para reconectar con el fuego creativo interior, con la luz,
Hoy cada país lo celebra de distintas maneras, pero el concepto de noche mágica permanece.
¡A CELEBRARLO!
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