Desde muy joven Adeline Aránega empezó vendiendo bolas de geisha (Ben wa) en Francia. En aquella época, el hecho de ser hija de padres españoles y bilingüe, le supuso una ventaja para este trabajo cara al público en el que la mayoría de clientes eran españoles. En el año 1978 decidió instalarse en Barcelona, donde inauguró el primer sex-shop del país: Kitsch. Este establecimiento y Adeline Aránega, son un referente imprescindible en el mundo del juguete para adultos. A lo largo de todos estos años, Aránega ha ido elaborando una filosofía que replantea el papel que pueden tener para la salud sexual este tipo de juguetes y en qué pueden ser beneficiosos o placenteros, en función de las necesidades de cada uno. Así, en el año 2003 psicólogas y sexólogas colaboran en Kitsch para poder informar mejor sobre los juguetes para adultos y la salud. A día de hoy existen en el mercado una avalancha de marcas, por lo que Adeline sigue interesándose más que nunca en la innovación y la selección rigurosa de los juguetes en beneficio del usuario.
Pregunta. ¿Hay muchas fans de las bolas chinas?
Respuesta. Sí, y yo soy una de ellas. Se ha notado, ¿verdad? (¡ja, ja!)
P. Nos han sorprendido las más pesadas. Creo que ha hablado de 120 gramos.
R. ¡Esa es fantástica! Al cabo de 15 días ya obtienes resultados.
P. ¿Cuánto tiempo se puede llevar?
R. Te aseguro que, entrenada, yo la he llevado durante todo el día y no te perjudica en absoluto, aunque con 45 minutos tenemos más que suficiente. Las conozco desde hace muchos años y sé mucho sobre ellas.
P. ¿Y si no tengo ni idea de cuánto pesa mi bola?
R. Pues tendrás que venir a mi tienda, la pongo en una balanza y allá te lo digo.
P. Pionera en su especialidad.
R. Sí. Al principio Kistch era un sex-shop. En los años 90 se convirtió en una juguetería para adultos.
P. No he acabado de entender si este otro juguete que nos ha mostrado se usa también con las bolas puestas. R. No, solo, aunque os sugería probar con todo a la vez. Con una bola es suficiente pero…
P. ¡Ah, bueno! Es que pensaba que…
R. Veamos: este juguete vibra, entonces si llevas las bolas también vibrarán.
P. Ya. R. Con lo que se estimulará el punto G y…
P. ¡Ah! Creo que ya lo entiendo. R. Entonces lo que pasará es que la estimulación será muy placentera y tendremos un orgasmo que jamás habíamos experimentado anteriormente. Un orgasmo…
P. ¡Sideral!, como dice la canción.
R. ¡Sí, sí! (¡ja, ja!)
P. Las Ben Wa las inventaron unos señores a los que no les gustaban los preliminares.
R. (¡ja, ja!)
P.Unos guerreros chinos que tenían mucha prisa y que cuando llegaban del combate querían encontrar a sus mujeres en perfecto estado: lubricadas y dilatadas.
R. Es cierto. Al menos así me lo explicó mi profesor de historia (¡ja, ja!) Como dices tú, las geishas tenían que estar preparadas y lubricadas, listas para cuando… tocara.
P. Menos trabajo para ellos. Sólo nos falta que los hombres descubran que nos gustan estas esferas.
R. ¡Ojo! Las bolas, puestas así, tal cual, no te llevan a un orgasmo.
P. Si te las colocas a las ocho de la mañana…
R. No, no, claro. Pocas mujeres han ido a verme a la tienda para decirme: ‘Oye, que con las bolas puestas tengo unos orgasmos…’
P. Pero haberlas, las hay.
R. Pues mira que yo te diría que alguna, pero una de cada 10.000. En 34 o 36 años, sólo me lo han comentado una o dos usuarias. Lo que ocurre es que «imaginación al poder». Si yo me las coloco y pienso que tras una cena romántica con mi pareja, me voy de fiesta y que a lo mejor aquello cae, pues… entonces sí, porque ya estoy predispuesta al juego. A esta edad necesitamos más preludios, porque el riego sanguíneo no funciona de la misma manera en la zona vulvar que cuando somos más jóvenes. Sería un error que los hombres pensasen que porque nos pongamos las bolas, ya estamos a punto.
P. Instrumento eficaz para ejercitar el suelo pélvico, pero también para darnos un homenaje.
R. Evidentemente. Con las bolas y este masajeador…
P. Un completo.
R. (ja, ja) ¡Entonces es un luxe total!
Adeline nos comenta que hace tan sólo unos meses un establecimiento farmacéutico cercano a la tienda, les pidió que fueran a la farmacia para explicar cómo funcionaban. Por su parte, la psicóloga y sexóloga, Noemi Domínguez, también conferenciante, opina que las Ben Wa se han popularizado desde que se ha dicho a las mujeres que sirven como complemento terapéutico. ‘Toda nuestra sexualidad siempre ha constituido un problema. Al referirnos a este producto como de uso terapéutico ha suscitado un mayor interés’. P. Porque antes se tenían que comprar en un sex-shop y ahora las venden en la farmacia. Noemi Domínguez: Las farmacias las han empezado a dispensar en el momento en que se han indicado como complemento terapéutico. El riesgo es que se llegue a olvidar que se trata de un objeto erótico y lúdico. Al igual que se nos dice que los hombres tienen toda su sexualidad en el pene, de la misma forma parece como si se nos dijera que toda nuestra sexualidad está en una vagina que funcione bien, y no es sólo eso.
P. Adeline, nos has avanzado que veremos juguetes prodigiosos.
R. Estoy ansiosa por saber cómo será la nueva bola. Hay muchas expectativas porque se dice que con ella se trabajará muchísimo nuestra musculatura pélvica.
P. ¿Y el nombre de esta maravilla?
R. No lo sé todavía. Habrá que esperar a la presentación.
Adeline y Noemi, guardan bolas y juguetes en una bolsa de terciopelo negro. ¿O quizás de cuero negro? La conferencia ha sido un rotundo éxito. Mujeres de todas las edades se han interesado por este objeto que ahora parece ser que es imprescindible. Juguetes más sofisticados o menos, con motor y sin motor; esferas de tacto increíble, de pesos pluma o pesados, las bolas de geisha, han venido para quedarse, así como todos los productos también imprescindibles para su correcta inserción e higiene posterior. Incluso los colores de las esferas han sido pensados para nosotras: desde un apetecible rosado, pasando por un verde relajante o un rojo atrevido, hasta llegar al negro, siempre misterioso, más secreto y sofisticado y puede que, más prohibido. Hemos aprendido cómo utilizar correctamente las Ben Way cómo, tras un perseverante entrenamiento, podemos beneficiarnos de sus múltiples bondades. Y hablando de bondades, le pregunto a Adeline por el pene de Nacho Vidal.
P. ¿Lo tenéis en la tienda?
R. ¡No! ¡Está agotado!
Marina Torné Periodista 39ymás
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