Aunque ahora está en pleno auge el maindfullnes eating, es decir conciencia en la alimentación, un concepto que a mí me parece fundamental, antes quisiera abrir platear en estas páginas una sencilla pregunta: ¿sabemos si lo que comemos nos sienta bien? ¿Por qué es importante la alimentación en la menopausia?

En esta sociedad en la que va todo tan deprisa, en la que tenemos miles de pensamientos diarios, casi un 90% de ellos inconscientes, que no controlamos pero que manejan nuestra vida sin que nos demos cuenta, la alimentación se convierte en algo fundamental y más cuando llegamos a la menopausia

¿Por qué?

Pues porque es de los primeros actos que podemos controlar y en nuestro beneficio.

Mientras que los pensamientos que nos asaltan diariamente raras veces los conseguimos fiscalizar, llegan y nos provocan sensaciones y emociones por las que a veces nos dejamos arrastrar.

Como dice la doctora Elena Corrales, la alimentación en la menopausia es fundamental porque nos puede ayudar en los procesos hormonales si sabemos cómo hacerlo.

En la actualidad, nuestro modo de vida se ha teñido de la filosofía oriental, ella nos pone en contacto con nosotras/os mismas/os y con nuestro interior de una manera muy personal: el yoga, el taichí, el chikung, la meditación, son formas de parar el frenético tiempo en el que vivimos y darnos un respiro de quietud y de paz que tanto necesitamos, además del equilibrio corporal y físico que supone.

También la alimentación se ha teñido de estos principios para dar lugar a filosofías como la macrobiótica y a la alimentación energética: comer con un sentido, para mantener tu cuerpo y tus emociones equilibradas y con energía. Desde el momento que la medicina oriental asocia unas emociones a unos órganos, y unos alimentos que nos pueden ayudar a fortalecer dichos órganos y sus funciones, la alimentación es algo más que comer por el simple placer de hacerlo o por necesidad.

La alimentación al igual que el chikung o el yoga se convierte, entonces, en un acto de amor por tu cuerpo y una parada obligatoria para ponerte en contacto con ese alimento que será la gasolina que te haga funcionar durante todo el día.

La sangre que corra por tus venas.

El alimento de tus células.

Lo que cuide de tu flora intestinal.

Y lo que de vida a los impulsos nerviosos de tu cuerpo.

No es una información nueva la que aquí te expongo, es algo que está a pie de calle, pero hay algo en nosotros que nos incita a seguir como estamos, a no salir de nuestra zona de confort, hasta que ya es demasiado tarde y por alguna enfermedad o por procesos de la vida como la menopausia nos cambian la dieta y acudimos a un especialista para que nos ayude en la educación de comer bien. ¡Suena tan extraño!

Sí, porque es cuestión de una educación alimentaria que nadie nos ha enseñado.

Quizás la mejor forma de empezar a ser consciente de lo que comes es preguntarte diariamente si lo que vas a ingerir ese día es lo que te sienta bien, te quita o te da energía, te sientes pesado y te duermes, te da dolor de cabeza, te da un chute de energía pero luego te deja de mal humor y con ganas de picar y comer dulce, te deja en un estado apático todo el día, estás cansada/o y no trabajas con vitalidad y alegría, te da gases y pesadez de estómago…

Si sientes alguna de estos síntomas o varios… es que necesitas plantearte si lo que comes te ayuda o te perjudica, porque…

¿Comemos para sentirnos vitales o para sentirnos bloqueados de mal humor y pesados?

Tú ya tienes la respuesta… la tienes hace mucho tiempo.

Solo tienes que escucharte y tomar acción.

Inmaculada Alvear

Consejera macrobiótica, coach en nutrición,

Imparte talleres de cocina para la menopausia en Mamá Kokore, pastelería vegana.