Joana Peral Rios de la Asociación A.D.A.B nos habla sobre el cambio constante , de si cambiamos interiormente nuestra forma de percibir, pensar, asumir… Nuestra visión se agranda, y podemos observar una nueva forma de vivir y sentir, de emocionarnos y de comunicarnos.
Conocer, reconocer e Integrar la Totalidad de todas nuestras partes fraccionadas nos completa. Equilibrar lo femenino con lo masculino en cada persona, hombre o mujer, resulta prioritario para restablecer el equilibrio en la Tierra.
Denomino lo “Sagrado Femenino” a las cualidades receptivas, silenciosas, pasivas, lentas, fluidas, sensitivas, creativas… (el elemento relacionado es el Agua, y el órgano el corazón). Lo “Sagrado Masculino” son las cualidades de acción, rapidez, intrepidez, osadía, fuerza, entusiamo (el elemento es el Fuego, el órgano es el cerebro). Ambas energías son sagradas y están presentes en cada una de nosotras, seamos conscientes de ello o no.
Según lo que pienso y lo que siento, y aún a riesgo de equivocarme, estoy convencida de que hemos estado demasiado tiempo vibrando en la energía masculina. Apreciando en exceso una energía en detrimento de la otra. Ahora es tiempo del emerger de la energía femenina, para que se equilibre con la energía masculina; tiempo de experimentar cambios profundos en que Mujeres y Hombres conscientes de la dualidad, valoremos y cultivemos el espíritu femenino para que podamos crear juntos un mundo mejor para todas las personas.
La Energía Femenina siempre es positiva
La energía femenina es energía creadora.
Lo Sagrado Femenino está cumpliendo con su compromiso de adquirir en el mundo su propio espacio. No es fácil: sólo entre todas será posible un estado de Conciencia, donde tanto mujeres como hombres, hagamos el mismo camino hacia la humanidad, un camino de crecimiento y conocimiento, donde veamos la necesidad de sanarnos mutuamente, de sanar nuestros árboles, de liberarnos de cargas, y nos pongamos a ello…
Creo firmemente que hay que equilibrar estas dos energías tan poderosas, la Femenina y la Masculina, para conducir nuestra vida de forma consciente y ser Madres, Hermanas, Constructoras, Curanderas, Adivinas, Cantantes, Músicas, Bailarinas, Pintoras, etc.; en esencia: ser lo que queramos ser, sin discriminación.
Aceptando que somos sagradas, entendiendo nuestra parte humana y nuestra parte divina, amando nuestro cuerpo, que es nuestro templo, y verlo y cuidarlo como la encarnación de la Diosa en la Tierra.
Toda vida es sagrada, como sagrada es la Naturaleza.
Una vida en conexión con la Divinidad, es el deseo común que han aspirado todas las civilizaciones y todos los corazones que han anhelado un mundo mejor.
Reescribir la historia, recuperar las figuras femeninas
A los libros de historia les faltan los documentos principales de la historia de las mujeres. Faltan nombres femeninos en la historia. Somos muy ignorantes también sobre las culturas matriarcales. Alguien ha ido borrando nuestro pasado, como en el cuento de Eduardo Galeano…
Mujeres, de Eduardo Galeano
Durante miles de años, la sexualización humana sólo fue dibujada y esculpida en femenino. La presencia de la vulva, fue un símbolo fundamental en las cuevas paleolíticas y neolíticas junto con la sangre. Antiguamente todo estaba relacionado con los ciclos de la vida y la naturaleza, ciclos que el cuerpo femenino también señala y que durante miles de años fueron respetados hasta ir desapareciendo, aunque nunca del todo.
“La consonancia con la naturaleza, el respeto a la mujer, la paz y la cultura igualitaria prevalecieron en la actual Europa Occidental durante miles de años… hasta que los invasores indo-europeos arrasaron la zona introduciendo dioses guerreros, armas diseñadas para matar a seres humanos y una civilización patriarcal» (The Atlantic, enero 2001).” Charlotte Allen
La mujer es cíclica
Los cuerpos sexuados en femenino a lo largo de la historia humana mostraron los sentidos que dicho cuerpo ha custodiado durante miles de años, sentidos que el patriarcado se ha empeñado en ocultar, aunque no ha podido borrar. Sentidos de unidad, totalidad y divinidad; sentidos de lo sagrado vinculados a la sexualidad femenina, a la menstruación y a la capacidad de generar vida, de ser dos…
Los Rituales son necesarios para que el alma puede experimentarse a sí misma en este viaje sagrado que es la Vida. El inconsciente personal y colectivo también necesita del rito.
Son sagrados los ciclos de las mujeres, que nos asemejan a la Luna; sagrada es la sangre que nos da la Vida; es sagrada la mujer, en todas sus etapas de vida: Doncella-Madre-Anciana (como la Luna otra vez, en sus tres fases visibles de creciente-llena-menguante).
El rito de paso de la Doncella es el de la primera menstruación, la llegada de la sangre y el despertar de la fertilidad, como una bienvenida o iniciación positiva al mundo de la mujer (no como un castigo)
El rito de paso de la Madre es cuando la mujer queda en cinta, y es básico que la mujer embarazada se sienta arropada y reconocida en ese momento de grandes cambios.
El rito de paso de la Anciana es la menopausia, etapa de aceptación del pasado y la pena ante su desaparición, muerte de la vieja percepción, despertar de la plenitud, tejedora de su destino que te invita a darte tiempo para ti misma.
Es vital recuperar la conciencia de sacralidad de todos y cada uno de los procesos, valorando así lo Sagrado Femenino.
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