Si tenemos en cuenta que la esperanza de vida en la mujer puede alcanzar fácilmente los ochenta años, y la menopausia acontece en nuestras latitudes entre los 48-52 años, en los países nórdicos se presenta antes mientras que la menarquia, es decir el inicio de las menstruaciones, se retrasa, clara demostración de la influencia del medio ambiente sobre la función hormonal, estos treinta años de la etapa en postmenopausia, constituyen un largo período de la vida de la mujer.

Lógicamente, la menopausia debería beneficiarse de todos los avances científicos que la medicina puede ofrecer a las mujeres, desde la fisioterapia a los tratamientos farmacológicos útiles e inocuos que pueden aliviar la variada sintomatología que puede padecer la mujer una vez finalizada su función ovárica. En nuestro reciente libro «Eva en el jardín de la ciencia», señalábamos que a pesar de la numerosa, variada, científica y a veces no tan científica información, al alcance de las mujeres, todavía persisten anacrónicos tabúes que desgraciadamente se arrastran desde hace años, entre otras razones porque el pensamiento occidental, es abrumadoramente masculino, como apunta Richard Tarnas en su libro «La pasión de la mente occidental».

En la sociedad de consumo, la discriminación, por género se hace todavía más dolorosa en la mujer que envejece que en el anciano. Las primeras canas dan un aire interesante al hombre pero generalmente la mujer corre a la peluquería. La hegemonía del pensamiento masculino conlleva, hasta tiempos recientes la represión de lo femenino, con diferencias abismales según culturas. Afortunadamente el cambio se comienza a producir, gracias a los intelectuales del siglo pasado, y el reconocimiento de los valores femeninos deja de ser una proclama feminista, para convertirse en una necesidad y un reconocimiento social y laboral. No pertenece a la prehistoria sino a tiempos relativamente recientes el que pacientes que se habían sometido a intervenciones ginecológicas, la única información que poseían era “que las habían vaciado”.

Nada tiene que ver la extirpación del útero, que comporta únicamente la desaparición de la menstruación y la imposibilidad de tener hijos con la extirpación también de los ovarios que igualmente produce los anteriores efectos colaterales pero además induce una supresión hormonal, semejante a la menopausia fisiológica, si la paciente no estuviere en el momento de la cirugía, ya en plena menopausia.

Es triste reconocer que algunos ginecólogos de antaño, poco o nada informaban a las mujeres, con frecuencia, algunas “vaciadas”, se asombraban de que a partir de una cirugía, teóricamente reducida a la extirpación, exclusiva del útero, manifestaran síntomas como los que tenía la abuela o la madre. Recientes e infundadas informaciones, han desprestigiado los tratamientos hormonales, efectivos para aliviar ciertos síntomas propiamente de la menopausia, que como cualquier otra medicación, tiene sus indicaciones y sus contraindicaciones, que el ginecólogo/a debe conocer, transmitir objetivamente a las mujeres y consensuar entre ambos la idoneidad de iniciar dicho tratamiento. Pero a pesar de tantos y repetidos esfuerzos, la paradoja continúa y debemos reconocer que en la sociedad actual el canto a la juventud es constante.

La publicidad basada en esculturales cuerpos femeninos, en nada considera virtudes femeninas tales como la ternura, el amor, el amar y la solidaridad. Recientemente en una de nuestras consultas, un ridículo marido, acercándose a los 80 años pero intentando parecerse a un joven actual, durante la entrevista a su mujer no dejó de despreciarla por su exceso de peso, obligó a uno de nosotros a encararse con dicho elemento y a conminarle a que abandonara la consulta, cosa que hizo no sin antes pronunciar un despreciable y antiquísimo chiste que a nadie causa gracia sino gran rechazo, “Doctor no sería mejor que la cambiara por dos de 25 años”.

No tiene que extrañarnos que encuestas sobre la sexualidad , preguntando el porque no practicaban vida sexual, en las mujeres la falta de deseo se encontraba en un porcentaje mucho más elevado,mostrando, su empatia y su sentido más profundo del sexo que el hombre, incrementándose su falta de deseo por no tener pareja ya sea por separación, fallecimiento….o enfermedad del cónyuge, o por las múltiples y variadas situaciones que en esta edad se acumulan en las familias, que en buena parte de las ocasiones recaen sobre la mujer (edad de los padres, problemas laborales, afectivos de los hijos…..), sin olvidarlas propias situaciones conflictivas laborales y del entorno de la propia mujer.

El agravio comparativo en el tratamiento de este problema es claro. Actualmente existen tratamientos eficaces y efectivos para tratar disfunciones sexuales masculinas, pero no existen para tratar las de las mujeres. Eso sí, si cuestionamos sobre el sexo mercenario a lo largo de sus vidas, los hombres han recurrido a él en un 32%, mientras que las mujeres en un 0,3%. La industria creada para alimentar sueños de una juventud eterna, seduce a tantas mujeres con poder adquisitivo, que se convierten en adictas a las más variadas terapéuticas:.masajes, , rellenos, liposucciones, cirugías diversas, todas ellas destinadas a parecerse a la joven que un día fue o cree haber sido, convirtiendo a un determinado grupo de mujeres en clones que han pedido su identidad personalísima de lo que físicamente fueron.

Nos resistimos a creer que el único valor de la sociedad actual sea el deseo del poder, obteniéndolo de la forma que sea. La mujer es bella en cualquier etapa de su vida y en cada una de ellas, encontraremos algo que admirar, algo que imitar, algo que respetar. Observemos a las personas dependientes, por cualquier tipo de discapacidad y siempre o casi siempre, una mano femenina, aliviara su sufrimiento, no solo por el sentido de empatía y abnegación de la mujer, sino muy especialmente porque ella da a la palabra amor, algo mucho más sublime que el sexo sino el saber AMAR.

El Dr. Santiago Dexeus  la Dra. Lola Ojeda participan en  el “V Fórum Mujer y Menopausia»  con la conferencia «Eva en el jardín de la ciencia», que se celebrará el 16 y 17 de Octubre en Madrid.  Clicar aquí para ver el PROGRAMA.

DexeusProf. Santiago Dexeus
Ginecólogo. fundador y presidente de Fundación Somdex
Barcelona

 

 

 

LOLA OJEDADra. Lola Ojeda
Ginecóloga, especialista en patología mamaria.
Madrid