Montse Roura nunca ha tenido pelos en la lengua, pero a sus 67 años menos aún.
Sobre todo al hablar de menopausia, una etapa que revolucionó su vida de la mano de «Ella y el abanico», una plataforma de información sobre climaterio en la que lleva volcada 12 años con el firme propósito de alzar la voz.

¿Cuáles son los principales tabúes que siguen vigentes?
Culpamos a la menopausia de todos los males y no es real. Uno de los estereotipos que asustan mucho es que se asocia con vejez.
Vamos en busca de la eterna juventud cuando lo que deberíamos hacer es tener un estilo de vida sano con una buena nutrición y un ejercicio. Entonces llegaríamos a la menopausia y a la vejez en buenas condiciones.
 
¿Todavía se vive en soledad?
En general, se habla más de ello, pero habría que distinguir entre las ciudades y las zonas rurales en las que no se comparte de una manera tan directa.
 
¿Sigue dando vergüenza?
Ha habido muchos cambios. Cuando yo empecé con «Ella y el abanico», que una mujer no solo hablara abiertamente de la menopausia, sino que, además, hiciera un portal y buscara ayudas era un poco de extraterrestres, jajajaja.
Hoy, afortunadamente, ya no sólo no soy extraterrestre sino que, además, recibo premios por haber sido la pionera.

Las mujeres se caracterizan por su resiliencia y se da por «normal» un sufrimiento derivado de la menopausia que condiciona su calidad de vida. ¿Hay razones para sufrir o eso ya es cosa del pasado?
Nooooo. Este es el gran problema que existe no solo con la menopausia, sino con la salud en general de las mujeres.
A pesar de ser el 52% de la población, la visión de la salud en esta sociedad sigue siendo masculina y en el caso de la menopausia o de la regla, como es un proceso natural, se sobreentiende que si nos duele o resta calidad de vida, tenemos que aguantarnos.
NO, no hay que sufrir en absoluto por culpa de ella. Ya me gustaría ver a los hombres cuánto aguantaban.

¿La faceta psicológica es la más olvidada dentro de sus consecuencias?
La salud mental es la más olvidad en todas las enfermedades y en la sociedad.
No es que la menopausia afecte psicológicamente, pues hay mujeres que no tienen síntomas y ni tan siquiera la notan, pero si te toca una menopausia severa, con síntomas invalidantes como es el insomnio o con sofocos que te provocan un cansancio enorme y tienes que seguir con tu día a día como si no pasara nada y, además, con incomprensión generalizada, ya me dirás cómo lo haces para estar como unas castañuelas, que es lo que te pide la sociedad.
¡Claro que te deprimes!

¿Hay que dar por perdido el deseo y la satisfacción o hay luz al final del túnel?
Jajaja… No hay ningún túnel, no hace falta asustarse. Sí es cierto que la pérdida de estrógenos puede afectar a la sequedad vaginal o llegar a la atrofia, pero esa pérdida del deseo no es exclusiva de la menopausia, pues hay otros factores.
Si estás en una relación hay que cultivarla con o sin menopausia y tampoco puedes pretender tener la misma energía sexual a los 20, que a los 50 o 60.
El deseo varía y, desafortunadamente, se entiende por deseo la penetración y ahí vamos mal. Es mucho más amplio y la menopausia es una etapa fantástica para redescubrir nuestro cuerpo, nosotras y ellos.

¿Qué consejos daría a otras mujeres?
Los errores se repetirán mientras no haya una buena educación. Hay que enseñar que existe la regla y la menopausia al mismo tiempo y hay que fomentar el diálogo entre mujeres y profesionales de la salud.
Sí aconsejo una cosa: tener siempre un abanico cerquita y si te viene un sofoco pues lo sacas y a darle.
Y si alguien insinúa que no hace tanto calor, que exageras, le dices con naturalidad: «Sí, es verdad, no hace calor, pero estoy en menopausia, ¿sabes lo que es? Y si no lo sabe, le das la brasa, hasta que se entere.
Seguro que nunca más se lo preguntará a otra mujer, jajaja.