Pedro Almodóvar no deja indiferente a nadie. Las filias y las fobias que despierta son igual de intensas.  

Pero lo que es innegable es que en sus películas delinea unos certeros perfiles femeninos. Con la aparente simpleza de recurrir a las mujeres que sostuvieron su infancia o con la facilidad para atrapar a cuantas mujeres han transitado en las calles de su inquieta juventud y convertirlas en iconos universales.  

En Julieta su última película –la vigésima de su filmografía- se ha vuelto hacia el universo femenino de la gran escritora canadiense Alice Munro, galardonada en 2013 con el Premio Nobel de Literatura para crear el ecosistema de su historia. 

De lo cual nos congratulamos. Compartimos con el cineasta la admiración hacia la escritora. En La piel que habito el personaje que interpreta Elena Anaya lee Escapada un libro de relatos sobre mujeres de edades y condiciones muy distintas, la constante literaria de Alice Munro. Una joven que, aunque cree desearlo es incapaz de dejar a su marido; una campesina que descubre en un momento de lucidez, los límites y las falacias de la pasión; otra mujer, personaje de tres cuentos, que abandona en uno de ellos su trabajo de profesora en una escuela de niñas para entregarse a un amor frenético y apasionado, vuelve más tarde, en otro relato, con una criatura a casa de los padres, donde reconsidera su vida y su matrimonio y, al final, en el último, cree que su hija desaparecida ha caído en las garras de una secta religiosa. Entre esos cuentos Almodóvar encontró a la Julieta de su película. A Juliet, la protagonista de tres de esos relatos.  

En el despegue de su carrera literaria, Alice Munro fue calificada por el diario The Vancouver Sun como un “Ama de casa encuentra tiempo para escribir relatos”. Cierto. A la hora de la siesta y en el cuarto de la plancha, curvatura de su propio espacio tiempo, polarizado por la crianza de sus hijas y el trabajo en la librería familiar, sacaba provecho y a la vez universalizaba su propio mundo. 

A sus 40 años Alice Munro escribe la novela La vida de las mujeres, “autobiográfica en la forma, que no en los contenidos”, como la calificó la propia autora. Uno de nuestros libros favoritos. 

Es una novela de iniciación a la vida de una niña, Del Jordan, que narra su vida junto a sus padres en el pueblo de Jubilee. Compadece a su padre, un hombre apocado, figura contrapuesta a la de la madre, que abandona el trabajo de la granja para dedicarse a vender enciclopedias imbuida de un afán redentor.  

“Creo que va a haber un cambio en la vida de las niñas y las mujeres. Sí. Pero depende de nosotras que se produzca. Todo lo que han tenido las mujeres hasta hora ha sido su relación con los hombres. Eso es todo. No hemos tenido más vida propia, en realidad, que un animal doméstico.” 

El afán redentor que contribuirá a aportar la clarividencia y el empuje necesarios para que Del escoja la vida que desea vivir, desoyendo los cantos de sirena de una vida “ejemplar”, anclada en los usos y costumbres de la mediocre Jubilee. 

En estos tiempos en los que las lecturas adolescentes parecen centrarse en sagas como las de Crepúsculo o Harry Potter, no estaría de más incluir literatura tan apegada a la vida como es esta novela. 

 

De Cincuentopía