Le preguntamos a la Dra María Alejandra Rodríguez Zía una sobre la  gran importancia del sueño y las consecuencias del insomnio. 

¿Por qué es tan importante dormir?
Dormir
es una función fisiológica de nuestro organismo como lo es la alimentación. Es una función que debe cubrirse diariamente, ya que durante el dormir varias funciones fisiológicas se llevan a cabo como la restauración de nuestras células, la reparación de nuestras funciones mentales superiores, la producción de hormonas que hace que nuestro organismo funcione bien. Cuando dormimos crecemos, subimos de peso – si no tenemos el cuidado – se refuerza nuestro sistema inmune, el que nos ayuda a enfrentar enfermedades o a combatirlas o prevenirlas también.

Como dije anteriormente nuestras funciones mentales superiores, memoria, atención, nuestra personalidad, todo se depura durante el dormir. Si alguien no duerme bien inmediatamente hay manifestaciones como fatiga, somnolencia, riesgo de accidentes, cambios de personalidad, ansiedad, depresión. Por eso es tan importante e imprescindible dormir.

¿Qué sucede en la menopausia que se altera el sueño?
Sucede algo como cuando el embarazo. No es una generalidad y eso hay que dejarlo claro. Es un mito creer que todas las mujeres en menopausia van a presentar insomnio, como lo es que todos los ancianos mayores tengan insomnio. Sí, algunas mujeres en menopausia tienen manifestaciones diurnas y nocturnas en donde las terapias indicadas por el ginecólogo o endocrinólogo, por lo general de reemplazo hormonal, resuelven el problema.

Por lo general se crea una situación de interrupción en la continuidad del sueño y se cree que van a desarrollar insomnio de forma crónica.

Un error que enfrentamos los especialistas del sueño con frecuencia, es que cuando las mujeres mencionan este síntoma, se les dan medicamentos y normalmente se les dan medicamentos que generan dependencia, sin advertirles que deben ser temporales y por corto tiempo y nunca les enseñan cómo dormir.

Tratamiento
El tratamiento del insomnio en la menopausia debe ser a corto plazo y siempre acompañado de algo que llamamos higiene del sueño. Le tenemos que enseñar la manera adecuada de dormir bajo esas circunstancias. No necesariamente requieren de un medicamento y por desconocimiento la mayoría de los ginecólogos prescriben ansiolíticos que no son hipnóticos y eso hace que se enfrente un problemas posterior de dependencia.

¿No es lo mismo, entonces, tener insomnio que tener el sueño entrecortado por un bochorno o sofoco de calor, por ejemplo, y luego retomar el sueño?
En toda la vida, aún fuera del período de la menopausia, todos los seres humanos desde el bebé o niños despertamos varias veces. Es completamente normal.

El sueño consta de 4 etapas graduados en profundidades, desde ligero hasta el más profundo que es cuando soñamos. Soñar es un indicador que se está durmiendo bien; mucha gente, erróneamente, interpreta el soñar como falta de descanso.

Después que soñamos la primera vez, que es a los 90 minutos en el adulto, despertamos. Generalmente no nos damos cuenta de ello y volvemos a reiniciar otro ciclo: a la siguiente hora y media volvemos a soñar y a despertar. Entonces los despertares son complemente normales a la largo de toda la vida.

En la menopausia, coincide con los malestares que pueden expresarse en cualquier momento del día y se le da una atribución equivocada, como que es la menopausia la que está causando un problema con el dormir. De manera que, como a todas las personas que vienen a nuestra clínica con una queja de insomnio, lo que hacemos es utilizar medicamentos que no causen dependencia, por muy corto tiempo y les enseñamos a dormir. Insisto mucho en esto, ya que en esta clínica contamos con todos los especialistas requeridos para todo tipo de alteración del sueño, y la indicación de enseñar a dormir es para el manejo del dormir en cualquier momento de la vida.

Higiene del sueño
Conductas que ayudan a tener mejor sueño. Estas son indicaciones en términos generales porque según cada persona pueden presentarse particularidades y requerir una adaptación personal.

– Evitar acostarse en el día (es sueño que se le quita a la noche)

– Regularidad en los horarios para acostarse en un rango de 8 horas diarias, incluidos los fines de semana

– Actividad física. De acuerdo a la edad y condición física hacemos recomendaciones tales como yoga o trotar. Esto ayudará a tener mejor ritmo durante la noche. El ejercicio lo recomendamos con luz del día y no tiene que ser intenso ni todos los días. Con 3 veces a la semana es suficiente.

– Reducir el consumo de sustancias estimulantes como café, bebidas con cafeína, bebidas energizantes. También la nicotina; si fuman deben tratar de evitarlo en la noche porque todas estas sustancias estimulan y retrasan el inicio del sueño

– Reducción en la ingesta de líquidos en las horas previas a acostarse para evitar levantase para ir al baño. 3 horas antes de acostarse es la última hora para consumir líquidos y con la cena 1 vaso o 1 taza de la bebida que se acostumbre.

– Si hay cama deben ubicar cuál es su postura favorita o ideal para iniciar el sueño. Cada vez que despierten verán que no están en esa posición, prueba de que han dormido. Es totalmente normal movernos varias veces durante el sueño. Cada vez que despierten reasumir nuevamente la postura y concentrarse en el control de la respiración que es el secreto del yoga y de otras técnicas de relajación. Si hacen yoga les será muy fácil aplicarlo y retomar el sueño rápidamente

Y no olvidar :

– No tener en el lugar donde se duerme estímulos como luces, televisor, música encendida.

– El reloj no debe estar a la vista porque ver la hora le refuerza que no han dormido y creer que el insomnio es peor

– Programar el despertador, aprender a usar el reloj

Dra. María Alejandra Rodríguez Zía


Médica Clínica por la Universidad de Buenos Aires, 1985.
Endocrinóloga por la Universidad de Buenos Aires, 1993.
Internado rotatorio anual. Hospital Británico, 1989.
Residencia completa de Clínica Médica 1986 a 1989. Hospital Municipal de San Isidro.
Médica recuperadora INCUCAI. 1989
Residencia completa en Endocrinología 1990-1993. Hospital Ramos Mejía

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