Egoísta y generosa, frívola y consecuente, vanidosa, caprichosa, manipuladora… Scarlett O´ Hara es para mí uno de los mejores personajes femeninos que nos ha dejado la historia del cine.

Nunca una mujer de “película” ha tenido tantos matices ni contradicciones como la protagonista de “Lo que el viento se llevó”. Desenvuelta e independiente, retrato de una mujer moderna, luchadora y perseverante, que sabe perfectamente lo que quiere. Scarlett O ´Hara es una mujer a la que le importa un bledo las apariencias.

No es un desecho de virtudes, capaz de cualquier manipulación para conseguir su objetivo, pero acaba ganándose la simpatía de las mujeres, porque estoy segura de que en el fondo “secretamente” muchas hubiésemos reaccionado igual… aunque no nos guste confesarlo.

¿Quién no ha tenido un amor imposible y ha perseverado en su empeño, aun a sabiendas de que podría herir a otra persona? ¿Quién no ha pensado que en el amor lo tenía todo ganado, y no ha prestado suficiente atención a su pareja, que ha acabado cansándose? ¿Quién no ha subestimado a una amiga por excesivamente buena o mojigata, que ha acabado dándole una buena lección ¿? ¿Quién no está luchando o lucharía en estos momentos de crisis por su familia

Scarlett O´Hara responde a todo menos a un cliché. Sus reacciones son generosas o mezquinas, como las de la mayoría de nosotras, que ni somos tan malas, ni somos tan buenas, somos simplemente humanas. Scarlett O´Hara es un icono femenino, un personaje irresistible, que nos seduce por su fortaleza. 

Además de superar tragedias familiares, el hambre y el horror de una guerra, Scarlett debe hacer frente con entereza y determinación al permanente desdén que le dedica una sociedad anclada en la gloria del aristocrático Sur, que nunca aprueba su conducta. El cariño que le profesa un ser tan puro y bondadoso como es su cuñada Melanie (Olivia de Havilland) será a menudo la tabla de salvación de Scarlett y una de las principales razones por las que el público confíe aún en ella. Al fin y al cabo, si Melanie la quiere es que algo bueno debe tener.”

Scarlett jura que “nunca mas volverá a pasar hambre”, si no ve claro cómo enfrentar un problema, se tranquiliza con un irrefutable “ya lo pensaré mañana “ y no se echa a llorar cuando su marido, Rhett Butler pega un portazo y se pierde en la niebla, “Frankly, my dear, I don’t give a damn” uno de los mejores finales de la historia del cine… para ella, “mañana será otro dia”.  

Tal es la fuerza de Scarlett que Vivien Leigh la excelente actriz que le dio vida, quedo totalmente prisionera del personaje, viviendo como si de Scarlett se tratase, los días anteriores a su prematura muerte. Si volvéis a ver la película, seguro que se os escapara una sonrisa, si recordáis algún momento de vuestra propia vida.  

Marta FiguerasMarta Figueras
Productora de cine.
Delegada de CIMA -Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales