Hace unas semanas asistí a un curso de Autoerotismo Femenino, éramos pocas mujeres así que en seguida conectamos, además la tallerista transmitía naturalidad, libertad, desinhibición, sensualidad, conciencia, curiosidad, respeto…por lo que rápido entramos en ese maravilloso canal.

Me sorprendió descubrir nuevos puntos “U”, “S”, “G”, “A”, aprendí más sobre el movimiento pélvico, sobre la respiración, etc, pero sobretodo, me interesó la posibilidad de compartir nuestras experiencias en un ambiente libre de juicios, moral y tabúes. Al ser cada una de una nacionalidad, pudimos comparar aspectos culturalmente aprendidos sobre la sexualidad femenina, sobre las pautas de ligoteo, lo que se espera de una mujer y de un hombre, sobre los límites con respecto al placer, a recibirlo sobretodo y cómo todos estos temas afectan a nuestra autoestima, imagen y relación con nuestro cuerpo.

Y hasta hoy, he estado reflexionando sobre el tema del placer, del autoplacer. No se nos ha educado para sentir placer, en todo caso, para darlo. Me cuestioné cuanto tiempo he dedicado a conocer mi vulva, a darle su lugar, a entender cómo funciona y qué le gusta y cuánto tiempo he dedicado a dar placer a otros. Dejé que resonara en mi cuerpo la palabra “erótico” y me di cuenta que al igual que otras palabras relacionadas con el sexo, las siento contaminadas por mi educación, por tantos años en un colegio de monjas. Me di cuenta cómo pesa toda esa educación y cómo ha afectado a mi capacidad de sentir placer sexual. Poder sentirlo y observarlo me abrió las puertas a la curiosidad, a explorar nuevas rutas de placer, a la capacidad de experimentar multiorgasmos, orgasmos prolongados (edging) y a interesarme mucho más en la eyaculación femenina.

A medida que pasaba el tiempo en el taller, iba notando cómo mi cuerpo se iba relajando y soltando, esa era la clave, abrir el centro sexual, que está neurológicamente conectado a otros músculos como la boca y la garganta. Ya las taoístas hace miles de años practicaban ejercicios de la zona pélvica para hacer circular la energía sexual a todo el cuerpo, energetizándolo (bombear la órbita microcósmica), para ello también usaban el huevo de Obsidiana o Jade.

Uno de los beneficios es conseguir mejores y mayores orgasmos, el elixir de la eterna juventud femenina!

Estoy muy contenta de haber asistido a este taller, de haber hablado y escuchado temas tan íntimos con naturalidad y respeto, estoy agradecida de poder sentir placer y de sentir hacia el autoerotismo y la sexualidad en general más curiosidad, gozo y sacralidad.

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Marta Gónzalez

marta@mariposadeobsidiana.com

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