“Pues a mí, dice Olga, me compensa más un cachete en el pompis o un beso mientras hago la tortilla de patatas para cenar que mantener relaciones sexuales, pues os tengo que confesar que nunca tengo ganas y me sabe mal por mi marido.”….
Una reciente encuesta de la “Fundació Puigvert “ de Barcelona concluye que satisfacer al otro es más importante que el orgasmo. En una escala de 0 a 10, satisfacer a la pareja se lleva un 8,2 entre los hombres y un 7,3 en las mujeres.
La lista de prioridades, no obstante, cambia un poco con la edad. Por ejemplo, entre las mujeres de más de 50 años, una buena lubricación vaginal natural es lo primero, seguido de satisfacer a la pareja y tener deseo sexual (lo que facilita una buena lubricación fisiológica).
Hay un auge de la sexualidad femenina.
La sexualidad no es sólo genitalidad. Las mujeres entienden la sexualidad de manera diferente a los hombres y ello incluye: el juego, la comunicación, los estímulos, una mayor participación de todo el cuerpo en la actividad sexual y la incorporación de fantasías eróticas y juegos en la actividad sexual individual y de pareja.
Hay que entender la sexualidad como un elemento más de salud, como lo son el ejercicio diario, el sueño o la alimentación equilibrada. “La función hace al órgano”. La frecuencia del uso de los genitales, aumenta su funcionamiento físico. La relación sexual además de un derecho es un sentimiento de autovaloración, de sentirse querido, amar al otro, compartir y estar próxima a otra persona.
La sexualidad comprende tres aspectos fundamentales: reproducción, placer y comunicación de afecto. “Cuando en la pareja hay comunicación, los tratamientos son mucho más eficaces. No importa que haya hasta inyecciones de por medio” dice el informe mencionado.
El Deseo Sexual Hipoactivo (”nunca tengo ganas”) se define como la deficiencia persistente o recurrente de fantasías, pensamientos sexuales y/o deseo de o reacción a la actividad sexual que ocasiona angustia o dificultades interpersonales. Este es un problema que se da con más frecuencia de lo que pensamos, según los ginecólogos y sexólogos.
Pero ahora disponemos de una solución natural que facilita la comunicación sexual y predispone a tener “ganas de tener ganas”, activando la pasión y mejorando la relación sexual.
En todas las culturas, tanto orientales como occidentales, se tienen referencias escritas y gráficas del uso de aceites vegetales y aceites esenciales en las relaciones sexuales. Escritos de la Medicina Tradicional China y la Ayurvédica india, y de la Biblia, hablan de los aceites esenciales como elementos que facilitan y elevan el nivel de la relación. Plantas como el pachuli, el sándalo y la lavanda figuran en preparados de Oriente y de Occidente como elementos claves en el disfrute sexual. Esos preparados están en formas oleosas que facilitan y suavizan el contacto de los aceites con la piel de las diferentes partes del cuerpo en que se aplican. El placer de aplicar amorosamente, en las zonas adecuadas, un aceite vegetal adecuadamente formulado que permita la comunicación táctil es la antesala para que los aceites esenciales inunden nuestros sentidos y la comunicación se produzca de forma intensa.
Es bien conocido que el órgano sexual más importante es el cerebro. Es ahí, donde los aceites esenciales actúan, desde cualquier parte de nuestra piel, exaltando nuestras sensaciones e inhibiendo nuestras inhibiciones. Estudios científicos muy recientes, publicados en prestigiosas revistas médicas, demuestran que unos receptores del sistema nervioso, que se encuentran en muchas zonas de nuestra piel, transmiten una señal inmediata al cerebro cuando algunos de los compuestos (monoterpenoides) de los aceites esenciales son aplicados a la piel. Estos estudios han revolucionado nuestro conocimiento sobre la acción de los aceites esenciales ya que han demostrado su acción por un mecanismo incluso más rápido que el conocido efecto olfativo. Ya se sabe que una mujer se pone un perfume (que es un aceite esencial) más para gustarse a sí misma que para gustar a otra persona. Pero por supuesto, no olvida que el perfume debe atraer, o sea, comunicar con otra persona.
La respuesta dérmica a los aceites esenciales se mejora usando vehículos adecuados como lo son determinados aceites vegetales, en particular el aceite de jojoba y de almendras dulces. La aplicación de aceites vegetales conteniendo aceites esenciales produce una respuesta inmediata en nuestro cerebro activando la pasión. Pero también actúan en las zonas íntimas preparándolas para ser más receptivas mejorando su sensibilidad y su elasticidad y aportando una sensación de calidez natural.
Pero sin duda lo más importante es “tener ganas de tener ganas”.
JOSEP ALLUÉ
Profesor Titular Biociencias UAB
Vocal de Plantes Medicinals i Homeopatia en Col·legi Oficial de Farmacèutics de Barcelona (COFB)
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