Alice Guy (Saint-Mandé, 1 de julio de 1873 – Mahwah, de Nueva Suéter, 24 de marzo de 1968) fue la primera persona en ser realizador de una película, la creadora del cine narrativo y de la narración cultural superando el cine de mostración de los hermanos Lumiere y sentando las bases de lo que en el futuro se ha considerado ficción.
Fue vanguardista en los efectos especiales, la ciencia ficción fílmica, el lenguaje cinematográfico (planos, iluminación, attrezzo, montaje, caracterización…) y creadora de lo que después se ha considerado la profesión de productor o bien productor ejecutivo.
Además, fue la primera persona que consiguió sostenerse a nivel económico por medio de dicha profesión. Rodó más de 1000 películas durante su vida, creó múltiples productoras en Francia y en USA y luchó por ser reconocida a nivel internacional como directora, actriz y productora. La historia del cine borró su paso por la historia y atribuyó sus películas bien a su marido, bien a anónimos, o jamás fueron citadas, lo que no deja de ser un grave fallo histórico y artístico pues es imposible comprender la obra de Méliès y demás directores del cine primitivo sin su repercusión.
Pese a la marginación que ha sufrido por la parte de los historiadores por el hecho de ser mujer, en el contexto de la época fue muy apreciada y admirada por el resto de profesionales del ámbito. Su primera película -y por ende, la primera película de la historia del cine- fue “El hada de las coles” (Le Fee aux Choux, 1896).
El rescate de su figura histórica empezó apenas hace 15 años, por lo tanto no es bastante difícil hallarla alejada en los libros más viejos del cine, no obstante poco a poco es normalizada como creadora del cine en los conocimientos históricos producidos a partir, sobre todo, de 1995-98.
Pese a los rumores históricos, Guy jamás trabajó con los hermanos Lumiere pues, pese a tener una enorme amistad y pertenecer al mismo círculo, los hermanos Lumiere nunca pensaron que la grabación de imágenes implicaría la construcción de historias, esto es, hacer películas. Frente a la sorpresa de todos, Guy tuvo un éxito impensable y también de forma inmediata numerosas personas decidieron copiar esta profesión.
Tal como trata Alison McMagan en Alice Guy Blaché, una soñadora perdida del cine (2008), [Alice Guy-Blaché] fue uno de los nombres que más ha señalado en la investigación histórica de la Teoría Fílmica. Este nombre que a pocos les debe sonar, se refiere a una de las figuras clave en la historia del cine debido a que es ya un hecho histórico constatado que fue Alice Guy, y no Méliès, la primera persona en hacer un cine narrativo y claramente, ser en ese sentido la primera persona cineasta en hacer cine profesional y vivir de ese oficio.
Este hecho histórico ha sido constatado hace menos de diez años, de ahí su desconocimiento actual. La historia ubicaba a Méliès como el primer director, no como el primer hombre director, esto se debió a que el historiador G. Sadoul debió inventarse la subcategoría de “mujer directora” con el objetivo de reservar el título de “primer director” para un hombre.
Alice Guy no solo fue la creadora del cine como narración cultural y la primera persona que dirigió películas, sino asimismo llegó a competir en Hollywood como productora y directora independiente. Durante su extensa filmografía fue la primera en emplear grabaciones con un gramáfono al mismo tiempo de las imágenes, la primera en emplear la doble exposición del negativo, las técnicas de retoque, la cámara lenta y veloz, y el movimiento hacia atrás, trato todos y cada uno de los géneros fílmicos pasando desde las parábolas religiosas hasta al género policiaco.
Sus películas tenían un estrellato masculino y femenino por igual, trató temas como las paradojas religiosas y culturales, creó el género policiaco y creó el cine narrativo tal como se conoce actualmente. Los protagonistas eran burgueses, incluía en sus películas personajes de todos y cada uno de los rangos sociales. Entre sus películas: Barricadas, La dama tiene antojos, Nacimiento, Vida y muerte de Cristo.
En 1913 escribió Woman’s Place in Photoplay Production, en donde denunció la exclusión que tenían las mujeres en el planeta del cine paralela a la conversión del cine en un negocio rentable y medio masivo por antonomasia. En este texto, como proclamó Riccioto Canudo en El Manifiesto de las 7 Artes: Guy consideró el cine como arte, el cine había dejado de ser la diversión de los pobres para pasar a contar historias.
En 1953 fue premiada con la Legión de Honor por el gobierno francés. 4 años después la Cinemateca Francesa le rindió un homenaje, después la historiografía borró sus indicios siendo estos recuperados hace menos de diez años.
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