Los 12 principios de la mujer radiante. Vamos a hablar de la importancia de respirar bien y de cómo mejorar en este aspecto, algo que puedes hacer ya desde este momento.
El oxígeno que circula por la sangre va a determinar la salud y la vitalidad de las células de nuestro organismo. Por lo tanto, tenemos que respirar bien para oxigenar bien la sangre. Aprender a respirar bien es una de las prácticas que más beneficios puede aportar a nuestra vida, ya que afecta a nuestro nivel de energía, a nuestra vitalidad, a nuestro nivel de estrés, a nuestro sueño, a nuestra capacidad de concentración y a nuestro estado emocional.
Respirar bien nos ayuda a enfrentar la vida con todas sus situaciones de una forma más centrada y más calmada.
La forma adecuada de respirar consiste, en primer lugar, en llenar de aire toda la cavidad pulmonar, empezando por la zona del bajo abdomen, luego el medio abdomen y por último la zona del pecho. A continuación, exhalamos sacando primero el aire de la zona del pecho y vamos bajando hasta expulsar el aire del bajo abdomen. Cuando inspiramos, físicamente es como si empujáramos el abdomen hacia fuera, mientras que cuando espiramos es como si metiéramos el abdomen hacia dentro.
Cuando somos bebés respiramos así de forma espontánea, pero a medida que crecemos y empezamos a tener situaciones de tensión y estrés emocional, la respiración se vuelve cada vez más corta y más rápida. Inhalamos entonces menos oxígeno y, lógicamente, esto hace que circule menos cantidad de oxígeno por la sangre. El cerebro también recibe una menor cantidad de oxígeno y empieza a reducir su rendimiento, y aparecen síntomas como somnolencia y pérdida de capacidad de concentración. Además, poco a poco va disminuyendo la capacidad pulmonar.
Lo que tenemos que hacer, en primer lugar, es tomar consciencia de cómo es nuestra respiración. Para eso, vamos a detenernos un par de veces al día a observarla, dejándola que se dé sin intentar modificarla.
Tras unos días haciendo esto, vamos a empezar a practicar un ejercicio sencillo. Dos o tres veces al día, según tu disponibilidad, párate unos minutos y respira de la siguiente manera:

  • Empieza inspirando y llenando primero la zona baja del abdomen, poco a poco, hasta que notes que llegas al tope de tu capacidad.
  • A continuación, exhala muy lentamente, sacando primero el aire de la zona superior, luego de la zona media y por último de la zona baja.

Utiliza este truco
Si al principio no logras inflar la zona baja del abdomen, túmbate en la cama, en el suelo o donde puedas, ponte un libro pesado en la zona de la barriga y trata de levantarlo inspirando. Luego, suavemente, ve espirando y observa cómo baja el libro.
Se trata de repetirlo durante varias veces al día y varias semanas para «reeducar» el cuerpo, para «recordarle» cómo debe respirar. Incluso cuando creas que ya respiras bien, te aconsejo que de vez en cuando, en cualquier momento y situación, te detengas unos segundos y observes tu respiración. Y si ves que vuelves a respirar superficialmente, retoma el ejercicio varias veces al día durante un par de minutos.

Debes empezar con este ejercicio desde ya, pues te va a dar más energía y claridad para optimizar tus recursos. A medida que lo practiques te sentirás más calmada y equilibrada, y las urgencias del día a día se irán relativizando.

PilarBenitezPilar Benitez.
Experta en nutrición energética, cocina terapéutica y hábitos saludables para la mujeres.
Autora de los libros “¡Siéntete radiante!» “Mujeres Agotadas y cómo dejar de serlo”
www.sienteteradiante.com