Antes de adentrarnos en las creencias limitantes, tenemos de tener muy claro que es una creencia.

Una creencia es una estructura mental que permite interpretar la realidad de forma subjetiva para establecer las bases del comportamiento y actuación en la vida.  Aquello que creemos firmemente y que forma parte de nuestro pensamiento habitual, como farolillos que nos van guiando en nuestra vida ya que vamos acumulando experiencias y creencias sobre como son, o como deberían ser las cosas. 

Son “nuestras verdades” y de acuerdo a ellas es la forma en que nos desenvolvemos en los diferentes casos que se nos van presentando.

Hemos de tener en cuenta, de que ninguna de nuestras creencias es cierta ni real, ya que todas las creencias están basadas en interpretaciones subjetivas. No vivimos la realidad, sino nuestra interpretación de la realidad, marcada por unos filtros que constantemente realizamos como seres humanos y que nos ayudan a tener una vida más fácil. 

Estos filtros pueden ser externos (cultura, sociedad, familia, educación..), o internos (conscientes, inconscientes “omisiones, eliminaciones e generalizaciones”), es decir, que la mayoría de nuestras creencias son generalizaciones sobre nuestro pasado, basadas en interpretaciones de experiencias dolorosas y placenteras, moldeadas por nuestros filtros.

Las creencias tienen el poder de crear y revitalizar nuestra vida o de incapacitarnos y destruir nuestros anhelos e ilusiones.

De esta manera, podemos afirmar que las creencias limitantes son esos pensamientos construidos a través de la experiencia, que hacen interpretar la realidad de una manera que limita tu desarrollo potencial, e impide alcanzar aquello que deseamos.

Estas creencias limitantes se producen generalmente en el periodo de aprendizaje, por eso que es muy importante que las personas que están a cargo de un niño/a, sean conscientes que su trato influenciará la forma de pensar que ese niño tendrá cuando sea adulto.

¿Cómo afectan estas creencias limitantes en la menopausia?

Como hemos visto estas creencias limitantes se forman en la etapa de niño e influyen en nuestros comportamientos de manera inconsciente en edad adulta. Estos comportamientos pueden ser externos (como me relaciono yo con los demás) o internos (síntomas corporales).

Pongamos un ejemplo: Imaginemos que desde pequeños nuestra abuela a venido a casa a ver a su hija y con nosotros presentes la abuela ha empezado a hablar de su menopausia, de todos los cambios que le ocasiona (sudores, malestar, cambio hormonal, mal humor, falta de apetito sexual…). Nosotros, en esta etapa en la que aún no se ha formado nuestra personalidad, creemos con pelos y señales lo que está explicando nuestra abuela a nuestra madre, y sin planteárnoslo nos lo tomamos como cierto, irrefutable. Después, al cabo de los años, cuando nuestra madre viene y nos explica los síntomas de su menopausia (ya influenciada por la abuela y diciendo lo mismo que ha aprendido), encontramos un reforzamiento de nuestra creencia y aún la hacemos más cierta.

Luego, en edad adulta, cuando entramos en la menopausia, ya no nos planteamos de manera subjetiva que cambios experimenta mi cuerpo (cada cuerpo es distinto), no nos paramos a observarlo y creemos (como hemos sido educados) que tenemos los mismos síntomas que nuestra abuela, madre…

Nosotros tenemos el poder emocional de crear nuestra realidad, sin estar influenciados por los demás, que cada cuerpo es distinto y que podemos liberarnos de estas creencias limitantes que marcan nuestros comportamientos externos y sobretodo internos, que afectan a nuestra salud.

Raúl Gámez

Kinesiología-PNL-Par Biomagnético

www.raulgamezkinesiologia.com