La artista luxemburguesa Deborah de Robertis se plantó ante el cuadro de Gustave Courbet El Origen del Mundo y mostró su sexo al mundo. El gesto (ella prefiere este término al de performance) se propagó inmediatamente a través de los canales de comunicación causando una notable polémica, muchos de ellos censuraron las imágenes, a pesar de hacerse eco de la “noticia”.

Coubert pintó este cuadro en 1866. Aparecen en primer plano unos soberbios genitales externos femeninos, un fantástico coño. El cuadro ha seguido un itinerario tortuoso –llegó a ser propiedad nada menos que de ¡Jaques Lacan!-. Hoy está consagrado como una obra de arte universal, expuesta en el museo d’Orsay de París. De Robertis se sentó ante el cuadro sin ropa interior e hizo de espejo del cuadro, anteponiendo su sexo real al pintado sobre la tela.

Es curioso ver como se sacraliza la réplica a la vez que se demoniza el original. La imagen del coño es expuesta en el museo y ante él pasan miles de personas sin, aparentemente, inmutarse más allá de lo esperable al observar una obra de arte. Cuando la imagen adquiere vida por la intervención de De Robertis resulta que la reacción es tratar de impedir la observación y, al no conseguirlo, la sala es desalojada.

En PNL diríamos que nos encontramos cómodos con nuestros mapas mentales aunque esos jamás abarquen el territorio. En este caso el cuadro de Coubert es el mapa mientras que el coño de De Robertis es el territorio. Y resulta que éste ya no “cabe” en el mapa mental de muchos, quienes prefieren clamar por la eliminación del territorio antes que ensanchar los límites de su escueto mapa mental.

El cuerpo de la mujer, ese territorio sobre el cual tantos quieren decidir, acostumbra a generar rechazo cuando quiere mostrarse tal cual es. Veo tanto en el cuadro de Coubert como en el gesto de De Robertis un querer poner de manifiesto la naturaleza auténtica de la sexualidad femenina, su grandeza, su poder, su capacidad para generar placer y vida, su dimensión sagrada, su virginidad, entendiendo ésta en su sentido original de un espacio no sometido a control del hombre, y esto –claro- asusta.

El patriarcado casi ha logrado hacernos creer que ya no existe. Las sutilezas hipócritas que emplea para ello rozan la perfección. Así colgamos un lienzo de casi un siglo y medio en una pared de un consagrado museo y desfilamos serios, admirativos, ante un primer plano de un coño. Pero basta que el coño adquiera palpitación, virginidad y completud femenina para no quererlo ver, en un intento secular de negar a la mujer su esencia divina. El patriarcado alarga su garra para poner bragas a De Robertis, para que sea sumisa y seca; lúbrica y abierta supone un desafío intolerable.

¡Bravo Deborah! De tu sexo salen las palabras del de todas:

Yo soy el origen

Yo soy todas las mujeres

Tú no me has visto

Quiero que me reconozcas

Virgen como el agua

Creadora de esperma

El Ave María de Schubert pone el complemento musical adecuado a esas palabras.

En mi libro Nacidas por el Placer defiendo la dimensión divina de la sexualidad. El gesto de De Robertis lo entiendo desde ahí. Nos muestra el poder que compartimos, nos recita aquello que muchas hemos olvidado, pone delante de nuestras narices como asustamos cuando nos apoderamos y como por ello somos ocultadas, cuando no castigadas. Y lo escenifica el jueves 29 de mayo, día de la Ascensión de Jesucristo.

Todo un simbolismo. En la doctrina cristiana Jesús se corporizó para subir a los cielos, dando así realce a lo físico en su momento de reunión con Dios Padre. Quiso hacerlo mostrando la naturaleza divina del cuerpo, ante otros cuerpos palpables, los de sus apóstoles y seguidores, a quienes consoló anunciándoles que les enviaría el Espíritu Santo. Me gustaría pensar que De Robertis sabe de la reiterada reflexión teológica sobre la naturaleza femenina del Espíritu Santo.

Me gusta el gesto de De Robertis, definitivamente.

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Mireia Darder

Psicóloga, Terapeuta Gestalt.

Fundadora junto con Joan Garriga del Instituto Gestalt de Barcelona.

 http://www.institutgestalt.com/html2/MireiaDarderGimenez.asp